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Conquista española, deja La Rosalía en CDMX

La cantante española conquistó a 160 mil personas tras su presentación en el Zócalo de la capital del país.

Rosalía conquista el Zócalo de la CDMXCréditos: Cuartoscuro
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Si los españoles nos debían una disculpa con La Rosalía, los perdonamos.

La conquista española en sesenta minutos, la noche que no se puede olvidar.

20:23 ¿Chica qué dice?

“México, mira, que ya está plaza era bonita, pero con todos vosotros ya aquí, ya me he vuelto a enamorar, esta ciudad es preciosa”, dice Rosalía vestida de negro y rojo.

Cabello recogido, suelto, con la sensualidad que la caracteriza, la ‘Motomami’ llora, ríe, suda, toca el piano y baila.

Y su público que acampó, que resistió el templado clima de abril, desvaneciendo de energía de las notas flamencas y mediterráneas de la chica que despechá ya no tiene nada.

Por si quedaba duda de su mexicanidad Rosalía canta, al estilo de Chavela Vargas, ‘La Llorona’, y con ello brotan lágrimas, de las que dice: son de puro agradecimiento.

“Quiero que sepas que estoy agradecida del cariño que me has dado desde el inicio mi carrera”.

Rosalía regresa al micrófono y su piano, las pantallas nos acercan a su rostro y labios rojos, al sentimiento de reunir a miles en la plaza más importante del país.

Y entonces, los presentes podrán decir que un viernes 28 de abril de 2023, la gran catalana les danzó y cantó flamenco a lo lindo, gratis, bajo un clima que sucumbió a pocos.

Para medio concierto, unos desafortunados salieron con el cuerpo de paramédicos, otros resistieron aplastones y el tremendo calor que provoca un tumulto.

Los que aguantaron, escucharon decir a Rosalía que perfeccionará su técnica de preparación de aguachile, el platillo sinaloense que lleva semanas cautivando el paladar de la bailarina.

No descansará hasta perfeccionarlo, afirma.

También escucharon en su voz, “Héroe” de Enrique Iglesias, esa canción que nos recuerda el amor y la salvación.

No bastó la hora con ocho minutos; como no fueron suficientes los 160 mil que pasaron Malamente una noche de sabor, ritmo y sabrosura, Saoko, pues.