Cada domingo el baile, la música y el color llegan a las entrañas del Kiosco Morisco en Santa María La Ribera. El ritmo de la cumbia atrae principalmente a personas de la tercera edad, quienes disfrutan de los 12 años de experiencia que tiene Sonidero Sincelejo en esa alameda de Ciudad de México.
El pasado 19 de febrero, un grupo agentes de la alcaldía y civiles agredieron físicamente a bailarines, vecinos y músicos acusándolos de robar la luz, hacer ruido excesivo en el lugar, pero sobre todo, dar una imagen que incomoda, según la administración de Sandra Cuevas.
“No nos dieron ningún argumento jurídico, más bien nos dieron un argumento clasista: ‘Que dábamos mala imagen’”, señaló a Grupo Fórmula Luis Ángel Salas, vecino, bailarín y representante legal de las personas heridas el domingo, incluyendo a los integrantes del sonidero.
La primera vez que escucharon esas palabras fue dos semanas antes de la agresión, al ser notificados de que sólo su grupo tendrían que dejar de bailar en el Kiosco Morisco. En otras administraciones, señalan, “se buscaba construir una agenda cultural” con los colectivos.
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“Nunca hubo un convenio por escrito”, explicó. “Siempre hubo una actitud de apoyar sin importar el partido político que gobernara. No es que nosotros nos hayamos colgado de la luz, esa toma existía porque la propia alcaldía la puso para que nosotros la utilizáramos”.
Sincelejo no es el único grupo que usa esa toma de corriente. Otras actividades también la han usado en los últimos años para conectar sus aparatos, pero a ningún otro grupo se le notificó un cese de actividades o reubicación.
Por otro lado, Salas desmintió la acusación de que el sonidero superaban los decibeles permitidos por la ley.
“Desde las pasadas administraciones habíamos llegado a un acuerdo del nivel de decibeles al que podemos llegar: Aquel permitido por la ley”, dijo el representante legal. "Tenemos muy claro que son 65", agregó, algo que, según sus propios registros, otras actividades no respetan hoy en día
El ruido del sonidero: vecinos apoyan a los bailarines
Tan solo un día después de las confrontaciones, grupos de danza practicaban sus pasos en el Kiosco Morisco. Eso sí, a bajo volumen, apenas perceptibles.
Otro de los argumentos de Sandra Cuevas para el retiro o reubicación del sonido fue que los vecinos de la zona se quejan por ruido. Sin embargo, Grupo Fórmula visitó la alcaldía Cuauhtémoc para solicitar el número de quejas que existen sin una respuesta clara hasta el momento.
Se entrevistó también a por lo menos seis vecinos del lugar, de los que dos refirieron molestarse con el ruido que se extiende a largas horas de la noche, aunque el Sonidero Sincelejo deja de tocar a las 19:00 horas. Es decir, el ruido que les molesta es el de las fiestas en domicilios particulares.
“Me parece que quitar los sonideros está mal porque es una expresión del cultural del lugar”, dijo Ángeles González, vecina del kiosco que cada domingo visita la alameda con su hija. “Nunca vi problemas por el sonidero, al contrario había confluencia de gente cada domingo hay comercio, hay cosas que hacer, cosas que comer y qué comprar”.
Por el contrario, Leopoldo Juárez, un hombre de 73 años que nació y creció en Santa María La Ribera relató que con el tiempo las actividades artísticas han ido decayendo en la zona, generando que el alcohol y las drogas desaten problemas entre los barrios.
“Yo sí creo que deberían quitarlos”, dijo en entrevista, en especial los sonideros particulares que están hasta altas horas de la madrugada. “Estorban las calles, traen camiones, cierran calles y la gente que vivimos a los alrededores no podemos dormir. Yo sí estoy de acuerdo en que no estén porque se salen de control”.
Salvador Saucedo Flores no coincide en que deben retirar al sonidero del kiosco. “Yo creo que quitarlo estuvo mal hecho, hubieran buscado otra solución”, dijo tras casi dos años de residir en la zona. Él y su esposa ven cada semana como adultos y jóvenes se reúnen a disfrutar de la cumbia.
“Se me hacía bonito porque hacían ejercicios y era agradable el baile y la música”, explicó. Y agregó que las medidas tomadas por la administración de Sandra Cuevas tienden a recurrir a la fuerza y no usar el diálogo. “Es clásico de la titular de la Cuauhtémoc ser muy agresiva”, mencionó.
Un vecino más, Moisés Elena Zaragoza, de 82 años, recalcó que “mientras sea una forma sana de distracción” no ve problema en la presencia del sonidero.
“El ruido no molesta ¿Cómo va a molestar? Es un parque público”, dijo.
La alcaldesa Sandra Cuevas señaló al sonidero como vendedores de drogas y alcohol. Sin embargo, ninguno de los vecinos entrevistados dijo tener conocimiento de que los domingos se vendan este tipo de sustancias en el Kiosco Morisco.
Apoyar para ser inspeccionado: el precio de ayudar
Tras haber sido notificados de su salida o reubicación, los participantes del baile decidieron protestar de forma pacífica el pasado 12 de febrero, pero comunicados de las autoridades “manipularon” la información, aseguran.
“Un día antes hubo un tuit de Martí Batres y hubo un boletín por parte de la Alcaldía que refería que queríamos hacer esa manifestación del domicilio”, relató el abogado.
Y sí. El secretario de Gobierno de la Ciudad de México escribió en sus redes sociales que no avalaban protestas fuera de los domicilios de los funcionario públicos, aunque la propia Sandra Cuevas desmintió que fuera su domicilio al viralizarse la ubicación.
“Está barato ¿me lo venderán?”, escribió en Twitter este 20 de febrero. “¿A nombre de quién está el departamento?”.
En una conferencia con medios, la alcaldesa dijo que no permitiría el regreso del sonidero para “velar por los derechos humanos”.
Sin embargo, Sonidero Sincelejo y los colectivos que bailan cumbia han formado parte de la recuperación del Kiosco Morisco, que hace años se encontraba hundido en la violencia.
Los colectivos y vecinos “fueron los responsables del rescate de ese espacio junto con las autoridades porque desafortunadamente hace algunos años había muchos robos, drogadicción y alcoholismo”, dijo Salas.
El domingo 19 de febrero la confrontación entre autoridades y bailarines se hizo viral luego de que la librería Volcana permitiera al sonidero tocar dentro de sus instalaciones. Fue al ingreso de los instrumentos que agredieron a los integrantes del sonidero.
“Los vamos a madrear por órdenes de la alcaldesa”, relataron.
El apoyo del Centro Social no pasó desapercibido. Dos horas después de la confrontación recibieron una notificación de inspección por parte del Instituto de Verificación Administrativa (Invea), quienes se presentaron este lunes en el lugar en punto de las 11:30 horas.
“Nos señalaron que la inspección es derivada de un recorrido”, dijo la abogada de Volcana, Laura Ozuna Oropez, en conferencia de prensa.
“Que casualmente Invea venía pasando el día de ayer, un domingo a esas horas y Volcana fue elegido para realizar esa verificación”.
Aunque el proceso se dio en buenos términos, las cuatro funcionarias que asistieron a la inspección insistieron en que entendía que había un contexto difícil.
“Aunque nos dijeron que fue por recorrido, pensamos que es una consecuencia de los acontecimientos donde algunos músicos estaban organizando un sonidero para que los señores viejitos del barrio pudieran seguir bailando”, dijo la dueña de la librería.
Volcana es un espacio común que apoyó a los músicos con la intención de que dejaran de golpear a mujeres, personas de la tercera edad e infancias a las afueras de sus instalaciones. Y, pese a la inspección, reiteraron su compromiso de ser un lugar abierto al público que lo necesite.
Por su parte, Salas, los adultos mayores heridos y los músicos del Sonidero Sincelejo interpondrán denuncias por abuso de autoridad, robo y daño a propiedad privada, pues varios equipos resultaron dañados, además de las entre 10 y 15 personas que fueron golpeadas mientras disfrutaban de una buena cumbia un domingo en la mañana.