El Sistema de Transporte Colectivo Metro es por excelencia el favorito de los capitalinos que buscan llegar a su destino de forma rápida y a bajo costo, sobre todo, si de distancias largas se trata, pero ¿cuál es la magia detrás de los símbolos de cada estación? Te contamos.
El Metro fue pensando como una gran obra de movilidad que transformaría para siempre la Ciudad de México, pero su extensión y complejidad, obligaban a pensar en la forma de guiar al usuario por todo este sistema sin confusiones y con seguridad.
Te podría interesar
Para lograrlo, el gobierno capitalino llamó a Lance Wyman, Francisco Gallardo y Arturo Quiñones que tendrían la tarea de señalar de manera clara y objetiva el camino de los usuarios.
Te podría interesar
La idea era recurrir al estilo que Wyman había utilizado para los logotipos de los Juegos Olímpicos de 1968, pero adecuándolos sustantivamente, de forma que el nombre y logo de la estación tuvieran referencia inmediata al lugar de la misma, ya fuera un lugar histórico, de un barrio o identidad circunvecina, de personajes ilustres, etc.
El nombre debía ser de una sola palabra y concordar con el logotipo (un pictograma), pero a la vez ser independiente de su mismo nombre para las personas que no supieran leer o que estuvieran de visita en el país (extranjeros).
De esta forma se crearon logos como el pato de la estación Candelaria, que hacía referencia a los tiempos del virreinato en los que se edificó el templo de la "Purificación de la Virgen María", al que comúnmente se le conoce con el nombre de La Candelaria.
La humedad del sitio provocaba que muchos patos llegarán a este lugar, por lo que los habitantes aprovecharon la oportunidad para hacer negocio en la plazuela de la Iglesia y con el tiempo se formó un mercado de patos, por lo que el pueblo lo llama "Candelaria de los Patos".
La amplia variedad iconográfica de la ciudad contribuyó y facilitó la creación de sus logotipos en los que se hace referencia a la época prehispánica, colonial, del México independiente y de la Revolución hasta nuestros días.
Aunque los lugares de referencia de algunas estaciones han cambiado con el tiempo, la esencia de estos diseños pervive en casi todo el sistema de señalización, incluidas las escaleras, entradas y salidas, vestíbulos, andenes y al interior de vagones, mismo que se ha internacionalizado.