Ubicado en el centro histórico de la capital del estado, la creación de Los Lagos fue a partir de la construcción de cinco fábricas textiles durante 1835 a 1845, entre estas "La Industrial Xalapeña" construida sobre el manantial Tecuanapan. A partir de ese momento, se adoptó el nombre de El Dique, nombre que se le conoce a la actualidad.
De acuerdo a las investigaciones de la Universidad Veracruzana (UV), se precisa que con las fábricas operando se tuvo la idea de aprovechar el manantial que estaba ahí y generar energía hidroeléctrica.
Entre los años 1836 y 1845 se crearon cinco fábricas textiles: Lucas Martín, Molino de Pedreguera, La Bella Unión, La Victoria y la Industrial Xalapeña, esta última fue construida por el inmigrante irlandés Joe Welsh y edificada junto al Manantial Tecuanapan, a donde desde entonces se le conoció popularmente como El Dique; ahí el barrio adoptó el mismo nombre.
Junto con la textilera se tuvo la idea de generar energía hidroeléctrica aprovechando el agua del manantial. Y así se formó un pequeño lago artificial.
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El primer lago, conocido como el lago de El Dique, fue construido desde el Puente Atletas, aledaño al Camino Viejo a Coatepec, hasta el puente Atenas.
Cuando la fábrica cerró y el edificio se demolió, El Dique fue olvidado y abandonado, lo cual provocó que se secara, el bello lago quedó pantanoso y lleno de escombro de la fábrica que le dio vida. El lago se descuido y pasó a ser un espacio insalubre, lleno de restos de escombro y cubierto de zonas pantanosas.
Antes de fundarse el parque todo ese territorio formó parte del complejo industrial de una compañía textil que operó a finales del siglo XIX.
Sin embargo, eso no evitó que en sus orillas se construyeran casas formarán pequeños fraccionamientos, además de que también la Universidad Veracruzana (UV), también decidió aprovechar el espacio para la construcción de oficinas y aulas.
Fue el gobernador Rafael Murillo Vidal (1968-1974), quién ordenó darle mantenimiento y convertirlo en lo que es actualmente un centro de recreación donde los xalapeños disfrutan de diversas actividades como trotar, andar en bicicleta o simplemente caminar por sus orillas. También es sede de distintos espectáculos, ferias y encuentros culturales.