El Ingeniero, Gregorio Carlos Herrero Velasco, originario de Tulancingo, Hidalgo, es hoy considerado de los únicos y últimos grandes relojeros del México. Él ha cuidado meticulosamente varios relojes de iglesias y catedrales para estar en óptimas condiciones y dar exactamente la hora puntual.
Explica que, desde muy joven, inicio este bonito y difícil oficio de ser mecánico de los relojes desde los más grandes hasta los más sencillos, no existiendo reto para no arreglarlos. Tenían que quedar perfectos para tener su sonido original y que no se oyeran des calibrados.
Hasta la fecha, reciben mantenimiento relojes de Iglesias de Zongolica, Veracruz, Orizaba, Rafael Delgado, Nogales, Ixtaczoquitlan, Córdoba y muchos más, todos en territorio veracruzano. Cobra, por sus servicios, muy al alcance de los responsables de las iglesias, pero más aún, quedan satisfechos con sus servicios y la gente y feligresía no dejan de escuchar en algunos lugares los relojes musicales. y en los normales, la hora exacta.
Esto de los relojes lo aprendió en Zacatlán, Puebla, donde su padre fue fundador de relojes. Afirma que la mayoría de los relojes son franceses, ingleses, belgas, y esto es una gran experiencia.
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"Soy técnico público de relojes monumentales. Obviamente también construyo máquinas. Este trabajo lo vengo haciendo desde muy joven, dado que mi papá es de Zacatlán, Puebla. Inició haciendo relojes con su compadre el señor Olvera, quien vendía relojes Centenario. Desde muy joven me inculco esto mi papá, aunque hice carrera desde hace 40 años", relató.
"Me dedico directamente a la reparación, fabricación de relojes públicos monumentales. Les comentaré que uno de ellos, el reloj de la catedral de Orizaba, un reloj inglés de 1844 que se reparó desde hace 25 años, tenía piezas ya muy gastadas", comenta el experto relojero.
"Se llevaron años en hacer esto, desgraciadamente de unos años para acá el párroco nuevo mandó a sistematizar. El reloj era de cuerda manual, tenía sus pesas y todo eso. Lo mandaron a automatizar, metiéndole motores y cadenas para la elevación de las cuerdas, desgraciadamente le quitaron lo original de este reloj. En parte les diré, por otro lado, que el trabajo es bastante pesadito, por la altura; peligroso obviamente, pero muy satisfactorio, mucho muy satisfactorio. Desgraciadamente en la zona de Orizaba no hay técnicos en esto".
Le ha metido mano a relojes de la zona, incluyendo de Tehuacán, Oaxaca, hasta de Colombia, yendo a varias partes a donde se le ha dado la oportunidad de meterle mano a muchos relojes. Don Gregorio comenta que esto es un arte, "un reloj de estos es un arte, hay que hacerlo con mucho cariño, pieza por pieza, medirlas. Si da la medida, aquí hay mucho trabajo de banco, hay que hacer las piezas directamente. A veces hay que hacerlas con el tornero, fresadora, pero la mayoría de las piezas se hacen a mano, todo esto lleva mucho tiempo, en repararse un reloj".
"He dado algunas conferencias como en Tuxtepec, debido a la importancia que siguen teniendo los relojes en el ser humano. Todo mundo pasa por la presidencia municipal o catedral, y consultan este reloj, aun teniendo ya hasta en día, hasta en un sartén de la cocina hay un reloj o en los teléfonos, pero el reloj de los palacios de las iglesias, siguen siendo importantes, sobre todo por las campanadas que son muy bonitas", cuenta el relojero.
"Alguien me contaba que en Ajalpan, tenían 40 años sin funcionar su reloj, desde el temblor del 73. Querían oír las campanadas las personas que en aquellos tiempos estaban jóvenes, recordando hoy, toda su juventud y niñez. Este tipo de reloj se alcanza a ver a una a dos cuadras alrededor de él, pero más bien, por el sonido de sus campanadas, que llegan muy lejos, sobre todo en poblaciones chicas. Me he dado cuenta que, sobre todo, las personas que están enfermas no pueden dormir, es esperanza de viva y nuevo amanecer, es muy bonito esto".
Gregorio Carlos Herrero Velasco ha tenido muchas satisfacciones, por lo regular dice que platica con alcaldes, con el párroco de la catedral de la ciudad de Córdoba, para que lo apoyen a impartir cursos de esto. No hay técnicos y hay mucho trabajo y relojes que rescatar, desde hace 26 años.
Se dio a la tarea de reparar y ha arreglado más de 350 relojes, en toda la zona de Veracruz, y sus conocimientos no se los quiere llevar a la tumba, ya hay una persona que está interesada en los cursos. Enseñarles desde la historia del reloj, que tipos de materiales llevan, técnicamente como se calcula un engrane, entre otras cosas.
El ingeniero Gregorio Carlos Herrero Velasco llevó la carrera de mecánica, él quisiera enseñarles perfectamente y no solo cosas técnicas.
En fin, en alguna ocasiones, Gregorio Carlos ha armado un buen reloj utilizando refacciones de piezas de relojes viejos limpiándoles su mecanismo. Al final del día, para él es una obra majestuosa que al alejarse del reloj solo escucha su tic-tac, tic-tac
Con información de Rafael Hernández Ramos.