Las aguas cristalinas de los deshielos del volcán Pico de Orizaba y el agua de las nubes que atrapan los gigantes cerros de La Sierra de Zongolica, permiten el nacimiento de ríos en el municipio de Tlilapan.
Al pie de las montañas, con el trinar de las aves, el clima fresco y la pasividad de la zona, el lugar se convierte en alimento para el alma y los pulmones.
Se trata de un lugar lleno de vida y recreación para las familias locales y visitantes “Los manantiales de Matzinga.”
En la zona opera una cooperativo integrada por habitantes del lugar que dan mantenimiento y han construido infraestructura para el esparcimiento.
“No contamos con ningún beneficio de alguna instancia de gobierno federal, estatal o de alguna secretaria de Turismo de gobierno del Estado"
La zona ha prosperado de la venta de truchas que son pescadas en los estanques construidos especialmente para ello su crianza.
Los deliciosos platillos son saboreados con las salsas de ingredientes cultivados en la sierra y tortillas a mano, son preparados en cocinas acondicionadas para tal fin.
Caída y resurrección del paraíso natural
Los manantiales Matzinga también han tenido momentos difíciles como las sequías del 2019 y 2020 donde los nacimientos de agua se redujeron al nivel que la mayoría de los peces murieron.
Los hombres y mujeres que integran la cooperativa no se dan por vencidos y vuelven a empezar, cabe destacar que el área también se ha convertido en la fuente de sustento de las familias de origen indígena.
La pandemia de COVID 19 también afecto la evolución económica del lugar, Adolfo López Montalvo dice que para la reactivación se han visto en la necesidad de conseguir alimento regalado para las truchas y mojarras.
Otro de los aspectos con los que tienen que luchar es con la temporada de lluvias ya que al ser un lugar natural puede llegar a inundarse y afectar el mobiliario con el que cuentan, así lo narra Adolfo López.
“Cada cinco años se inunda a veces cada cinco años, pero, si se inunda y se va todo el pescado y lo hacemos otra vez con créditos de alguna empresa o el banco, la cosa es tener dinero para poder levantar esto”
El lugar parece un paraíso en medio de la sierra, pero mantenerlo así, es un reto diario para los indígenas.
En “Los Manantiales de Matzinga” cuando el nivel del agua lo permite, las familias pueden meterse a nadar y disfrutar de las aguas cristalinas.
El lugar está rodeado de grandes árboles que permiten a los más experimentados utilizarlos como trampolín y practicar clavados.
El lugar es disfrutable desde la llegada, donde se pueden contemplar las nubes chocando con los cerros o una puesta de sol despidiéndose entre las montañas.
Se ubica a diez minutos del pueblo mágico Orizaba, Veracruz.