El Sistema Arrecifal Veracruzano fue decretado como Parque Nacional y Área Natural Protegida en el año de 1992, durante el mandato del ex presidente Carlos Salinas de Gortari. Hoy en día es la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), a través de la Dirección del PNSAV, la autoridad encargada de supervisar y vigilar el uso, gozo y aprovechamiento.
Cuenta con 65 mil 516 hectáreas y dentro de su polígono natural se localizan más de 40 arrecifes y seis islas o cayos.
Sus arrecifes coralinos, que constituyen uno de los ecosistemas de mayor diversidad biológica del medio marino, son catalogados como los más grandes e importantes de todo el sureste del golfo de México.
Según datos de la CONANP, en los arrecifes del PNSAV habitan más de 200 especies de peces, 84 de corales duros, 260 de macroalgas, 188 de crustáceos, (camarones, cangrejos, langostas) 47 especies de equinodermos (erizos, estrellas de mar y pepinos), y 285 de gasterópodos (caracoles).
Cuando comenzó el establecimiento de lo que hoy conocemos como puerto de Veracruz, se utilizó el coral para la construcción de casas, edificios y la muralla que rodeaba y protegía a la ciudad del ataque de los piratas.
En 1535 comenzó la construcción de la fortaleza que actualmente conocemos como “San Juan de Ulúa”. Para la edificación de dicho recinto histórico, que tardó cerca de 172 años, también se utilizó coral.
A diario, del Parque Nacional se obtienen cerca de dos toneladas de productos del mar, es decir que representa una importante fuente de ingresos para los pescadores de los municipios de Veracruz, Boca del Río y Alvarado.
Zona de refugio para la protección de la flora y fauna marina
A pesar de que han transcurrido 30 años desde que se emitió el decreto, en el año de 1975 se hicieron los primeros esfuerzos para la conservación del PNSAV ya que en aquel año el arrecife la Blanquilla fue decretada como “zona de refugio para la protección de la flora y fauna marina”. A la Secretaría de Marina (Semar) se le encomendó llevar a cabo trabajos de vigilancia.
La belleza natural del Parque Nacional y todo el ecosistema que en él habita no está exenta a las amenazas, tanto naturales como aquellas provocadas por el hombre.