Es en punto de las once de la mañana cuando el astro rey se asoma con potencia con sus rayos abrazadores y es ahí, cuando el veterano labriego echa un peculiar silbido indicando que la hora de la comida ha llegado. Entonces, decenas de iguanas de todos los tamaños se congregan para ser alimentadas, con hojas frescas de lechuga mismas que son transportadas con mucho cariño en el interior de una tara.
“He tocado muchas puertas, me gustaría que los gobiernos municipales o alguna dependencia federal me ayudaran construyendo una barda perimetral, un estanque para que allí naden y no se caigan al río, porque luego no vuelven, además si no es mucho pedir; una plancha de concreto y una galera, la plancha para que allí salgan a calentar su sangre y la galera, para protegerlas de los vientos del norte que por aquí pegan mucho”
Además de lechuga, los cientos de reptiles comen plátanos maduros, alfalfa, berros, pápalos, quelites y cuando es temporada, les da mangos: “Son animalitos herbívoros, les gusta mucho, pero solo comen de diez de la mañana a doce, más tarde ya no; así que si quieren venir a alimentarlas pueden hacerlo a esa hora solamente y si quieren contribuir, se los acepto de corazón solo que le daré la comida a la hora indicada, no piensen que me voy a quedar con ella” recalcó entre risas el oriundo de Jareros.
La verdad si sería algo con lo que no podría solventar, no les pido nada, con tal de que estos animalitos que no le hacen daño a nadie, puedan crecer libres y que las nuevas generaciones las conozcan y las cuiden, porque hay gente que las caza para comérselas y ese no es el caso”, abundó Don Simón.
López Domínguez mencionó que lleva casi cuatro años dándoles de comer, todo comenzó viendo a dos de ellas que llegaron a los árboles y como es un animal que no agrede, pero que se encuentra en peligro de extinción, decidió dejarlas en paz y permitir que la madre naturaleza lograra su proliferación.
"Yo las alimento, a mi no me cuesta porque lo hago de corazón, pero ya construir, la verdad si sería algo con lo que no podría solventar”, reitera Don Simón.
Como anécdota, muchos “personajes” de la política local han ido al iguanero, se han sacado fotos y como siempre, terminan prometiendo lo que nunca cumplen, pues al llegar, se les olvida que existe Don Simón y sus iguanas, es más; ni lo dejan entrar a conversar con la “autoridad en turno”. Es por ello que pide ayuda al gobierno federal, para poder lograr que ese singular espacio sea decretado como una reserva ecológica, además de que sirva como ejemplo para las generaciones venideras aprendan cómo cuidar nuestro medio ambiente y las especies que viven en él.