La capital del estado de Coahuila, Saltillo, es una ciudad con 446 años de existencia, en donde se destaca su importancia arquitectónica, sin embargo, a lo largo de los años se han generado cambios con el crecimiento de la mancha urbana, lo que ha llevado a perdidas en el patrimonio municipal para dar paso a las necesidades de desarrollo de la ciudad.
A pesar de lo anterior, continúa presente el acervo arquitectónico de Saltillo, siendo que a decir de Julio Moreno, Gerente de la Oficina de Convenciones y Visitantes (OCV) Saltillo, se cuenta con al menos 300 edificaciones ubicadas en el Centro Histórico, que son patrimonio cultural protegidas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Edificaciones muy antiguas
Dentro del registro de estas edificaciones, las edificaciones más antiguas de la ciudad, son las viejas casonas colindantes con la plaza de armas, también casas del siglo XVIII, otras más del siglo XIX, y las de mayor cantidad de edificaciones patrimoniales, son las de principios y a lo largo del XX, siendo estos dos últimos siglos es en donde se registran la mayor producción arquitectónica relevante de Saltillo.
Construcciones de tierra
Lo que se refleja en la arquitectura tradicional de Saltillo, llamada norestense, es el basar la edificación de las construcciones esencialmente en la arquitectura de tierra.
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Julio Moreno, aseguró que a nivel nacional, Saltillo es la ciudad que cuenta con más edificaciones construidas con adobe.
El corazón de la ciudad cuenta con sólidas casonas virreinales de adobe y sillar, así como viviendas porfirianas, con monumentos arquitectónicos neoclásicos y sus chalets estilo europeo.
Lamentablemente, conforme ha avanzado el tiempo, los materiales históricos, como son: el adobe, el sillar, y el ladrillo se han reemplazados por materiales modernos como el block de concreto.
La mayoría de las construcciones aún pueden observarse prácticamente intactas en el sector Centro, en donde a finales del siglo XIX y principios del siglo XX se desarrolló gran parte de la economía de la capital coahuilense, lo que atrajo a una gran cantidad de familias extranjeras que protagonizaron el crecimiento de la ciudad, que gozaba además de las bondades del ferrocarril.
El momento de la arquitectura que trajo a la ciudad estas estructuras fue posterior a la llegada de Benito Juárez a la presidencia de México, siendo que en 1924 ya había presencia de los primeros anglosajones asentados en la región noreste del país.
Es así que al llegar Juárez a este puesto político, se rompe con el predominio de la Iglesia en el mercado inmobiliario e ingresa la modernidad.
De esta manera llegaron bastantes extranjeros a la ciudad, sobre todo de Texas, después se dio una fusión allá por el año 1880 que mezcla la forma y el tamaño del ladrillo que llegó de Estados Unidos e Inglaterra, pero que se mezcló con la manera mexicana de cocer el ladrillo, y con ello se realizaron nuevas construcciones como la Casa Purcell, dejando de lado los techos planos, las paredes de adobe y los morillos de madera tradicionales.
Gran diversidad arquitectónica
Saltillo cuenta entonces con una gran diversidad arquitectónica, la cual llega hasta el siglo XX, misma que cuenta con importantes influencias norteamericanas e inglesas, lo que desató la aparición de diversos estilos como el ecléctico.
Dicha arquitectura se puede visualizar en el Teatro Garcia Carrillo, construido en 1906, la Casa Purcell, de mediados del siglo XIX y el Ateneo Fuente de mediados del siglo XX.
De igual forma, el desarrollo económico de nuevas ciudades; como Torreón permitió la aparición de la arquitectura funcionalista, de la tardomoderna (la cual es un estilo arquitectónico se construyeron principalmente en América del Norte y Europa), y de la denominada escuela mexicana, en donde se conjuntan detallados trabajos escultóricos en frisos y remates al estilo art decó, lo que brinda carácter a lo que es este municipio de la Laguna, siendo una de las ciudades más cosmopolitas del norte del país.