Cuenta la leyenda que hace ya algún tiempo, en Piedras Negras, Coahuila existió un dentista que tenía el consultorio en su propia casa, y debido a una mala racha económica, su madre, una señora ya viejecita era quien recibía a los clientes, abría el portón, les daba una cálida bienvenida, les sonreía y los invitaba a pasar a la casa.
La amable ancianita un día falleció, suceso que ni los pacientes ni las personas fuera de la casa sabían, así que todo parecía normal, los pacientes seguían consultando con el dentista y seguían siendo recibidos por la viejita.
Un dentista mal humorado
El dentista vivía en casa de su madre, el era corpulento y como resultado un gran tamaño, no le fue fácil conseguir un empleo, por lo que su mamá le permitió que en un rincón dentro de la casa montara su consultorio.
Por algún tiempo parecía funcionar todo bien, aunque debido a los bajos recursos con los que se contaban, la madre del dentista es quien lo apoyaba como recepcionista y asistente. Ella de recibía a los pacientes con una sonrisa y los llevaba con el odontólogo.
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De pronto, los clientes comenzaron a escasear, nadie de paraba por ahí. Algunos decían que era por la lejanía y el difícil acceso a la casa del dentista.
Otros posibles cliente, sabían del rumor que decía que el dentista no era muy amable, y que además era algo brusco y tosco con la gente. Por lo que el mal humor y el mal trato que se comentaba tenía hacía que la gente, hacía que los pacientes ya no regresaran y optaban por acudir a otro especialista de los dientes.
El fantasma de la madre
En una visita de un nuevo paciente, el odontólogo le contó que su madre había muerto años atrás, lo que impactó a este cliente y lo dejó confundido, ya que a su llegada fue la misma viejecita quien lo había recibido en la puerta, con la sonrisa que la caracterizaba.
Esta leyenda cuenta que desde entonces, se supo que quien había estado recibiendo a los pacientes, era el fantasma de la anciana, quién por su amor maternal, al querer seguir ayudando a su hijo, en forma de espectro se presentaba en si labor, llevando a los clientes al consultorio mientras les sonreía.
Fue también debido a ello, que el miedo de saber tal noticia, alejo a muchos pacientes de ese consultorio, así las consultas se redujeron hasta que la casa del dentista fue quedando en el olvido.
El misterio de esta historia
Por otra parte, el paradero del dentista era algo que se desconocía, se dice que algunas leyendas cuentan que el hijo se suicidó poco tiempo después, debido a la pérdida de su madre, por lo que entonces, tanto la madre y el hijo ya muertos seguían atendiendo a quienes llegaban a la casa en busca de atención odontológica.