La festividad de Día de Muertos está llena de leyendas, pero las brujas han sido consideradas como uno de los personajes más emblemáticos, tanto dentro como fuera de las películas de terror, ya que estas mujeres han ganado reconocimiento mundial por poseer conocimientos y aptitudes mágicas que están inmersas en muchas historias que la gente cuenta dentro de sus comunidades.
Existe la creencia de que "Las Brujas" tienen pacto con el propio Lucifer, brindándoles la oportunidad de conjurar varios hechizos, maldiciones o la posibilidad de sanar diversas enfermedades.
En el estado de Coahuila existen leyendas que asombran acerca de estos seres mágicos que según se conoce, en el misticismo que los envuelve, pueden convertirse en diversos animales.
En el municipio de Arteaga, en el estado de Coahuila, existe un pequeño poblado, en el que se cree que vivió un aquelarre de brujas, y por ello muchos no quieren entrar a visitarlo por miedo, pero otros tantos más ingresan por curiosidad, para conocer más acerca del llamado “Ejido de las Brujas”.
Se trata del ejido La Biznaga, donde se cuenta que las señoras vuelan, entierran y desentierran hechizos en el panteón de La Luz, el único cementerio de este pueblo.
Brujas haciendo su ritual
Esta comunicad adquirió su fama de pueblo lleno de misterio en los 60`s, ya que al estar habitado por hechiceras y los pobladores, algunos vivos hasta hoy, se espantaron al ver a algunas de ellas festejando transmutadas en aves alrededor del fuego.
Existe una leyenda en La Biznaga, la cual sus habitantes cuentan que en aquella época de los sesenta, comenzaron a llegar al poblado misteriosas mujeres que se reunían a la medianoche en los bosques de esta comunidad, con la finalidad de utilizar la luz de la luna y realizar diversos rituales, así como bailes alrededor del fuego, todo un aquelarre.
Incluso hay quienes han asegurado que estas brujas adquirían formas de animales, como pájaros negros, serpientes o panteras durante estas danzas que dejaba sorprendidos a quienes llegaban a verlas.
También se menciona que una vez que se habían convertido en estos animales subían a los techos de las casas de esta región y empezaban a hacer extraños ruidos y quejidos.
Las Guerras entre el bien y el mal
Quienes han visitado este poblado señalan que los habitantes viven en una guerra constante de hechizos, entre las brujas blancas como a las negras.
Debido a estas prácticas muchos atribuyen que se han quedado temporalmente ciegos, otros impotentes, algunas mujeres sostienen que les ha sido imposible embarazarse y otras más que, por más que intenten, no encuentran el amor.
Un panteón lleno de embrujos
El único panteón de este ejido, el panteón de la Luz, está minado de amuletos y diversos hechizos, ya que mientras las brujas de la magia negra entierran sus trabajos para que se cumplan los deseos de sus clientes, las brujas blancas desentierran estos mismos para liberar de los conjuros amorosos a quienes así se los piden.
A este poblado llegan personas provenientes de Nuevo León, Sinaloa, Querétaro y Saltillo para que los curen de dolencias o los ayuden en algún problema.
Un testigo de la ceremonia de las brujas
Los pobladores comentan que un hombre que se convirtió en el Jefe de Paz de La Biznaga, contó que cuando tenía 12 años salió a buscar a su padre, y durante su trayecto se percató de varias mujeres que se encontraban alrededor de la luz del fuego y estaban realizando algunos conjuros y trabajos que estarían dirigidos a algunos pobladores de esta región.
Después de este hecho, Jacobo, como se llamaba este testigo que tal hazaña, comenzó a notar que varias personas comenzaron a sufrir algún tipo de accidente o se enfermaban y poco tiempo después perdían la vida.
Con el paso del tiempo, los habitantes de esta región comenzaron a investigar sobre estas mujeres, y llegaron a la conclusión de que su aparición se debía a que en este sitio crece el árbol de la biznaga, mismo que es utilizado por las brujas para poder conjurar sus hechizos.
La Bruja que Vuela
Conocida como “La Bruja que Vuela”, Doña Marta Molina, es una de las habitantes de La Biznaga quien se considera a sí misma como una bruja negra que se encarga de curar a quienes lo necesitan con la intención de ayudarles a salir adelante y tener una vida plena.
En su historia de vida, ella cuenta que desde que se encontraba en el vientre de su madre, sabía que “no era normal”, siendo que recuerda que lloró incluso antes de nacer, y una vez que nació, su cuerpo no era como los de “otros bebés”, sino que, “era una bola de carne güera” que no parecía “tener forma”.
“La Bruja que Vuela”, atiende a sus clientes en un cuarto construido en su casa, mismo que sus propios clientes le hicieron. Una vez que llega ahí quien requiere de su ayuda, le da instrucciones sobre lo que tienen que hacer y cómo.
Doña Martha cuenta que ella sí “vuela”, y que aunque no le crean ella lo hace, llegando hasta donde este todo aquel que acudió a ella y que al saber que están recayendo los vigila hasta donde se encuentren y les menciona que no se asusten y que solo busca que estén bien, ya que comenta que aunque los que utiliza para sus trabajos es negro, todo es en torno a la suerte y especialmente a la salud.
Es así como este pueblo se ha convertido en un lugar óptimo para que todos aquellos que disfrutan de las experiencias sobrenaturales en Día de Muertos, aunque también es sabido que si algún turista llega al lugar y pregunta por las llamadas “brujas”, los pobladores de esta región no comentan nada hasta que los visitantes se ganan su confianza, y es ahí cuando los habitantes de La Biznaga mencionaran alguno de los nombres de las brujas que continúan practicando brujería en este poblado, ya sea usando magia blanca o negra.