Familias de la comunidad de Llano Grande, ubicada sobre la margen del Río Tamesí en Altamira, han vivido durante décadas sin acceso a electricidad, soportando las inclemencias del clima y enfrentando serias dificultades para conservar medicamentos que requieren refrigeración. A pesar de que algunas localidades cercanas cuentan con el servicio, Llano Grande sigue siendo una zona marginada.
María Guadalupe Salas, residente de la comunidad y diabética, explicó que debido a la falta de electricidad, debe recorrer aproximadamente 20 minutos en lancha para poder guardar su insulina en un refrigerador.
“Debido a que no tenemos luz, no podemos ver televisión ni prender un abanico cuando hace demasiado calor. En mi caso, necesito guardar la insulina y la verdad es que batallamos mucho”, comentó.
Salas recordó que su madre, quien también padecía de enfermedades crónicas, murió con la esperanza de que algún día la comunidad pudiera contar con el servicio de energía eléctrica. Las promesas de campaña de varios candidatos no se concretaron, lo que dejó a los habitantes de Llano Grande en la incertidumbre.