Los maestros de la zona rural a diferencia de la urbana, pasan por toda una odisea para poder llegar a sus centros de trabajo, mientras que en la ciudad tienen de lujos de contar con un auto a diferencia de los que están en las rancherías, tienen que hacer muchos sacrificios y en ocasiones vencer adversidades.
Es el caso de ocho maestras de nivel básico, quienes para llegar a sus centros de trabajo tienen que realizar un maratónico recorrido de lunes a viernes, desde muy temprana hora para poder estar en su lugar de trabajo a las 8:00 de la mañana, pues para llegar a sus escuelas recorres más de media hora en lancha, sobre la Laguna de Champayan, hasta llegar al Río Tamesí y ahí impartir sus clases.
María Antonia González, de la telesecundaria "Eusebia Banda Sevilla" del ejido Martina Martínez; también la maestra unitaria de la escuela "Eustolia Vargas" del Ejido Cruz Grande, la primaria "Narciso Mendoza" en Cues de Palma Alta, la maestra Aranza de la escuela Padre Hidalgo en ejido Martin A. Martínez y Araceli Vargas de Cues de Palma Alta.
"Es reto porque hay días de norte, de lluvia, frío, neblina; sin embargo, sabemos el compromiso que tenemos que llegar y comenzar las clases, así todos los días, pese a las inclemencias del clima", comentó.
Expresan que conscientes de la situación económica, pues los padres allá son personas que viven de la agricultura, ganadería o pesca y por ello para sus clases, solo piden lo que se va ocupar y lo indispensable.
Añadieron que en las escuelas rurales los padres de familia son muy participativos y apoyan para tener en funcionamiento sus escuelas, el municipio los apoya con la gasolina para las lanchas y los padres de familia ponen la lancha para que sus hijos puedan recibir educación pública.