Muchas son las leyendas e historias del más allá que se cuentan de los cementerios, sobre todo en las temporadas cuando los deudos bajan a visitar a sus seres queridos o amigos que ya no permanecen a esta tierra.
Pero lo que se dice del panteón municipal de Tampico es una historia muy tenebrosa, de todas las que salen de este lugar que lleva más de 100 años de existencia en esta ciudad; le ha ganado por completo la urbanidad, puesto que se encuentra sobre una de las avenidas más importantes de la zona sur de Tamaulipas: La Avenida Miguel Hidalgo.
Alguna de sus particulares es que en el camposanto hay tumbas desde hace 100 años, de grandes dimensiones pero abandonadas, convirtiéndose en un lugar para hacer grabaciones de suspenso por influencers o youtubers. Pero se descubrió recientemente un mausoleo con imágenes diseñadas sobre cristal de San Judas Tadeo, la Virgen de Guadalupe y un Cristo. Poco se puede ver en su interior, puesto que las mismas pintadas de colores de un gran tamaño obstaculizan la visión.
Pero entre rendijas se pueden observar flores recién cortadas como: rosas rojas y rosas margaritas amarillas y cempasúchil, es de la temporada. Es el mausoleo más grande de este lugar.
¿Cuáles son sus leyendas más famosas?
Sin duda alguna, la historia más popular de dicho cementerio se trata de una niña, que al momento no ha sido identificada pero que según cuentan trabajadores del lugar, esta sale todas las noches justo cuando el movimiento en la ciudad es casi nulo.
La pequeña, camina por el pasillo que divide el panteón para el acceso de los visitantes y automóviles y según los relatos sale hacia la Hidalgo y cruza las ceras… ¿Su vestimenta? Una bata que no es blanca en su totalidad pues está manchada y sucia, como si se hubiera envuelto en tierra para jugar.
Los empleados de la gasolinera abierta en su horario nocturno, deducen, que la pequeña con su pelo largo color café oscuro y su vestido, es un alma en pena. Cuentan que lleva unos cinco años siendo observada caminando desde la entrada de la necrópolis hacia enfrente y se pierde entre las calles de la colonia Trueba, en el sector colonias.
Cuando apareció por primera vez, según nos cuenta José Alberto Campos, empleado del centro de abasto del combustible, que lleva ocho años laborando en el lugar, pensó:
"esa niña por qué andará solita por las calles, ¿se habrá perdido?" incluso gritó: "niña, niña a dónde vas"
Ella solo volteó a verlo y siguió su camino.
Primero, caminó de lado a lado de la cera del camposanto, pero luego se dirigió hacia la misma gasolinera, pasando por esa calle, Nafarrete y siguió hacia la antigua plaza de toros. Perdiéndose entre la oscuridad de las 3:33 de la mañana. Cuando Don José se percató de la hora, dijo "es la hora de los muertos", en ese momento sintió un escalofrío que le recorrió su cuerpo, un aire helado y volteo al panteón para darse cuenta que la reja principal se cerraba lentamente.
Al siguiente día, cuando Don José entró a su turno nocturno a trabajar, nunca se imaginó repetir esa escena solo que ahora sí vio como la niña salió del lugar de descanso de los fallecidos, para dirigirse hacia la misma calle y perderse entre la noche, en el mismo horario. Su reacción fue esconderse en el baño, dejó pasar 30 minutos y salió, a pesar de que llegaron clientes, no pudo despacharlos del miedo.
Otros trabajadores cerca de la zona han curioseado sobre la niña que camina hacia la calle y dos o tres personas algo temerosas, dijeron "si es verdad, de eso tiene poco, algunos años, los compañeros que trabajan en la gasolina nos dijeron, nosotros no la hemos visto, pero les creemos porque todos coinciden en la historia".
Agregan, que no solo es la niña del panteón, si no también, una señora la que camina hacia la calle trasera pero ella no sale en la noche, aseguran vecinos que camina por las tardes y de pronto desaparece.
Comenzaron a entender que era un alma pérdida, porque entre las 6 de la tarde y 8 de la noche es cuando se le observa todos los días, con una blusa rosa y un short verde floreado ambos ya relevados. En ocasiones cuando la señora se observa caminar, la acompaña un viento fuerte... pero ella no se sorprende ni reacciona, solo sigue su camino entre la calle Chairel.