En las profundidades de la selva maya de Quintana Roo, en el pequeño pueblo de Kantemó, se esconde un atractivo natural fascinante, la muestra perfecta de que la naturaleza se adapta a cualquier entorno, tal es el caso de la cueva de las serpientes colgantes, un espectáculo inigualable de la fauna de la región.
Situada en el municipio de José María Morelos, esta caverna que está casi cerrada ha ganado popularidad por la peculiar habilidad de la especie de serpientes que habitan en sus cavidades, las cuales son conocidas popularmente como “ratoneras” y que son fáciles de ver en la selva de la Península de Yucatán.
Si bien su nombre popular evidencia que habitualmente se alimentan de ratones, los reptiles que han hecho de esta cueva su hogar disfrutan de comer murciélagos de una manera única.
Al anochecer, la cueva cobra vida cuando miles de murciélagos de diferentes especies salen en búsqueda de alimento, un escenario único donde los reptiles descienden desde las alturas, suspendiéndose de sus colas para capturar a sus presas con precisión asombrosa.
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Un verdadero espectáculo de caza que desafía las limitaciones de la visión en el interior de la cueva y nos demuestra una vez más la gran adaptabilidad de la fauna local.
Las serpientes, fuente de trabajo para Kantemó
El potencial turístico de la cueva de Kantemó no ha pasado desapercibido para los habitantes de este poblado, que conscientes de la riqueza natural de su entorno, se unieron en un proyecto de ecoturismo sostenible que no solo promueve la conservación del medio ambiente, sino que también impulsa el desarrollo económico local.
Guiados por expertos locales, los visitantes que se aventuran a vivir esta peculiar experiencia se adentran en la oscuridad de la caverna, donde pueden admirar no solo el fascinante comportamiento de los reptiles, sino también una rica diversidad de vida subterránea.
La cueva de Kantemó no solo ofrece un espectáculo de la naturaleza en acción, sino que también revela vestigios del pasado, tales como los fósiles marinos incrustados en sus paredes, los cuales son testigos de un tiempo en que estas tierras estaban sumergidas bajo el mar.
Sin duda alguna la cueva de las serpientes colgantes en Kantemó, es mucho más que una simple visita turística, es una verdadera experiencia inolvidable para aquellos que se aventuran a descubrirlo y que además, gracias al compromiso de la comunidad local con el ecoturismo sostenible, esta maravilla natural se preserva para las generaciones futuras.