Hace 18 años, en el 2005, el paradisíaco destino turístico de Quintana Roo, vivió uno de los capítulos más desafiantes de su historia, el embate del huracán Wilma, este fenómeno meteorológico dejó una huella imborrable en la vida de los pobladores, los cuales se unieron para poner de pie a la "joya" turística de México.
Huracán Wilma
Este fenómeno meteorológico fue el vigésimo primer huracán de la temporada en el Atlántico del 2005, y según las estimaciones finales, a la fecha está considerado como el décimo ciclón tropical más intenso registrado en todo el mundo. Wilma entró a territorio quintanarroense por la Isla de Cozumel, pero tocó tierra de manera oficial el 21 de octubre de 2005 por la noche a las 20:30 horas en Puerto Morelos.
A su paso dejó 72 horas de lluvias torrenciales y vientos de hasta 295 k/h; un frente frio que se encontraba en la Península de Yucatán amplificó la afectación, ya que causó que el huracán se "estacionara" sobre territorio quintanarroense y "retrocediera", causando que los vientos corrieran en sentido contrario al primer impacto.
Después de la tormenta... la realidad
Los estragos fueron evidentes, dos víctimas mortales en territorio mexicano y pérdidas materiales, el 98%de la infraestructura hotelera y turística del estado sufrió daños cuantiosos, hoteles 5 estrellas de lujo que días antes se encontraban abarrotados de turistas quedaron reducidos a escombros.
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De acuerdo a relatos de locales, Cancún parecía zona de guerra, fueron más de 3 mil postes de energía que se vinieron abajo a causa de los fuertes vientos, lo que causó el colapso de la red eléctrica dejando a las ciudades afectadas sin luz por lo menos 3 semanas, aunque en las zonas más remotas se habla de meses sin este servicio.
La delincuencia y el vandalismo no se hicieron esperar, los servicios de emergencia se vieron superados ante tal devastación por lo que los saqueos a supermercados, tiendas y almacenes no se hicieron esperar, vecinos de las zonas habitacionales se organizaban para realizar vigilancias y evitar robos a casas.
Cancún quedó incomunicado por vía terrestre debido a la gran cantidad de agua que había caído, al menos por unos días el acceso a la ciudad era únicamente por aire, medio por el cual llegó la ayuda, tanto víveres que provenían de todas partes del país como de autoridades que aplicaba el PLAN - DNIII para atender la emergencia.
Recuperación del destino
Horas después de la última gota de lluvia de este huracán, los quintanarroenses y en especial los cancunenses se unieron para tratar de levantar la ciudad, a pesar de la recuperación que se extendió por dos años, la determinación y la unión de los aceleraron el proceso, unos cuantos meses después del huracán, los turistas volvieron a recorrer las calles en recuperación de este importante polo turístico.
Es bien sabido que la mayor parte de la población del estado proviene de otros estados de la república y buscan un mejor futuro y en la “joya” turística de México, esto ocasiona que en algunos casos se carezca de pertenencia, pero este fenómeno logró que al ayudar a la recuperación del destino se generará mayor nivel de identidad en la población foránea.
Casi dos décadas después del huracán Wilma, Quintana Roo ha enfrentado más fenómenos meteorológicos, pero la lección aprendida persiste, la importancia de la prevención, la cultura de protección civil y la solidaridad se reafirmaron en la entidad, desde entonces, la población se ha convertido en "experta" en preparativos preventivos para este tipo de fenómenos, independientemente de su intensidad.