La cultura totonaca ofrece una diversidad de platillos de gran atractivo para el turismo gastronómico de la zona norte de Veracruz, y los tamales de cuchara están presentes sin necesidad de una fecha especial, con el objetivo de complacer al más estricto paladar.
Entre las diferentes formas de preparar y elaborar recetas totonacas, los tamales "de cuchara" están dentro del gusto popular por su consistencia singular. En su paso histórico por las familias asentadas sobre la sierra del Totonacapan, las mujeres han creado un ritual para su preparación con tal de lograr su forma tan especial.
Es un platillo de consistencia espesa, gracias al maíz de nixtamal, la manteca y el caldo de la carne de puerco. Pero su falta de dureza forma parte del arte culinario, ya que para envolverlo entre la hoja de plátano también tiene su estilo porque en el tiempo de cocción dentro de la olla vaporera y la lumbre no puede perder la propiedad que le dio su nombre, "tamal de cuchara", porque se requiere un utensilio para poder degustarlo.
Aunque de acuerdo con la historia, eran los especialistas culinarios quienes recuerdan que el antecedente de este tamal de origen totonaca es que se decía que eran de dedo porque así lo degustaban.
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Aunque se le compara con el atole, entre los detalles más importantes para provocar la sazón es el guiso suculento que el tomate, los chiles piquín y colorado, sin olvidar la excéntrica combinación aromática del ajo y la cebolla, que finalmente acompañarán los trozos de la carne de cerdo que cierra la lista de los ingredientes.
No hay secreto de familia, los "tamales de cuchara" son parte de una receta milenaria que ante el fogón de la leña y los ingredientes, quién elabore este platillo debe tener un control para evitar que se derrame el atole que finalmente se formará al salir de su cocimiento y de inmediato pase sobre la mesa para degustación de todo paladar.