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Otra señal de alarma

Es lógico que los directivos del fútbol mexicano empiecen a encender las alarmas ante esta situación.

Créditos: Cuartoscuro
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Una nueva preocupación se empieza a despertar en la dirigencia del fútbol mexicano al ver las entradas de la mayoría de los estadios, desplomarse una jornada tras otra; en general, a la mitad del Torneo Apertura 2024, las gradas han alcanzado un poco más del cincuenta por ciento de su capacidad, con la ayuda, en gran medida, gracias a las aficiones que sientes que sus clubes sí hacen algún esfuerzo por mejorar el espectáculo, como los equipos de Nuevo León que cada torneo tratan de llevar uno o dos jugadores que se suman a un cuadro consolidado. Aunque Chivas y Cruz Azul también abonan a mejorar el promedio de entradas, siguen estando por debajo de los números regios. Hay que recordar que la afición azul ha sido de las más castigadas, y castigadoras, cuando siente que su equipo no responde a las exigencias que vienen desde la tribuna, por muchos años se sufrió en el boletaje, hasta que, La Máquina volvió a ganar un campeonato y empezó a recuperar el protagonismo que su historia merece.

El problema no afecta solamente a los clubes del balompié local; las últimas entradas para los partidos de Selección Nacional fueron paupérrimas. En el Estadio Rose Bowl, en el partido contra Nueva Zelanda, el boletaje no llegó ni a la mitad de sus ventas, las tribunas mostraban huecos vergonzosos para una selección que presumía que cada vez que viajaba a Estados Unidos jugaba como local y más aún en California, un estado de la Unión Americana que tiene gran población de raíces mexicanas; el partido contra Canadá en Arlington, Texas, tampoco tuvo una entrada para presumir. Los paisanos, las nuevas generaciones, ya no se comen el cuento de la nostalgia y, con el avance del fútbol estadounidense de selección, se han decantado por apoyar al equipo de las barras y las estrellas; para nuestro fútbol ha sido impactante ver a niños, con presumibles raíces mexicanas, alentar al USA Team.

Las razones pueden ser muchas, pero hay algunas puntuales que no pasan desapercibidas; la poca competencia que hay en la liga mexicana debe ser una de las más importantes. No hay emoción en los partidos, el deporte del fútbol en nuestro país se encuentra pasando por una crisis de espectáculo y resultados; desde lo poco que muestra la Selección, hasta lo que ofrecen los clubes que han perdido trascendencia. A veces, solo los Clásicos despiertan algún tipo de interés, pero incluso en los que se han jugado en este Apertura 2024; pero incluso el América contra Chivas tuvo una entrada por debajo de lo esperado. En general, el conjunto azulcrema no ha tenido el arrastre deseado para sus partidos y promedia una de las más bajas asistencias en el torneo; entre la baja de juego que ha resentido el equipo y el cambio de sede del Estadio Azteca a Ciudad de los Deportes, el club azulcrema está lejos de los treinta mil aficionados que promedió en semestre anterior, en el actual no llega ni a 22 mil.

Ni con la doble jornada se pudo mejorar la cifra de los aficionados con boleto pagado; partidos como Mazatlán contra Necaxa, en la Fecha 8, o el Puebla recibiendo a Pachuca en la novena, se quedaron lejos de los diez mil aficionados, cuando los estadios, tanto del puerto sinaloense como de la capital poblana tienen una capacidad de 25 mil y 51 mil, respectivamente. La sobre oferta de partidos en las fechas de media semana obliga a los aficionados a escoger a conciencia el boleto que van a adquirir, son pocos los equipos, realmente solo los de Nuevo León, que puede agotar sus abonos desde antes del inicio del torneo. Los precios cambian respecto a las expectativas que genera cada partido y, en ocasiones, los costos sobrepasan las capacidades económicas de los aficionados que, además, tienen que hacer gastos en casa para contratar la plataforma restringida por la que se transmiten los partidos de sus equipos.

Es lógico que los directivos del fútbol mexicano empiecen a encender las alarmas ante esta situación, se ha llegado al punto de considerar traer un nuevo socio, un fondo de inversión, al darse cuenta que ya no alcanza con el aporte de los aficionados, a los que se les cargó a responsabilidad de levantar las finanzas de los clubes, al vender los derechos de transmisión a plataformas de paga y sacar los partidos de la televisión abierta, tratando al mismo tiempo de que salieran de casa para ir a las tribunas, cuando el espectáculo futbolístico, en general ha dejado mucho que desear.