Opinión

OPINIÓN

Sheinbaum: ¿será una líder global? Señales demuestran que sí

Los ojos del mundo están sobre México... y para bien, pues se puede marcar el rumbo a una realidad posneoliberal.

Créditos: Cuartoscuro
Escrito en OPINIÓN el

Star Wars a la mexicana. O acaso somos Neo-México, termino futurista del animé japonés hecho realidad. Tal vez cyberpunk azteca. Esas son algunas de las reacciones internacionales, no de nuestra nación, sino del extranjero, que Claudia Sheinbaum ha despertado con sorpresa en el mundo. Porque, contrario al dogma hollywoodiense, el porvenir no nace de forma necesaria en la metrópoli, los rascacielos de Nueva York, sino que también llega de lugares inesperados, a lo mejor de parcelas perdidas entre nopales.

Antes que Estados Unidos o Canadá, la primera presidenta en la historia de Norteamérica nació en la tierra de los nahuas, los mayas y los otomíes. De los mestizos, mulatos y castizos. Aquella territorialidad que inventó el maíz y el chocolate: si fuéramos imperialistas les pondríamos denominación de origen para enriquecernos a costa de otros pueblos. Así como hace Silicon Valley, que nos exprime a través de sus patentes cibernéticas y actualizaciones anuales: bucles de estímulos y retroalimentaciones mediante pantallas táctiles. La dictadura de Cupertino. 

La semana pasada, una foto de la presidenta electa frente a las Fuerzas Armadas, con arquitectura brutalista de fondo, alborotó las redes sociales: nichos angloparlantes, latinos y demás quedaron sorprendidos por dicha estampa. El país, de pronto, se volvió epicentro de los anhelos planetarios: una mujer es la líder de una de las naciones más pobladas del mundo, la nación más rica de habla hispana, por lo tanto, se ha tornado en un faro global. Algo distinto de lo que conocemos habrá de hacer. Y habrá de ser.

Ese Club de Toby del G20, salvo algunas excepciones ocurridas en tiempos pasados, como Angela Merkel, tendrá otra vez a una mujer como una de sus grandes protagonistas. Y es oriunda del Anáhuac: la tierra de los lagos, por lo tanto, una chilanga. Mientras hay un genocidio en tiempo real en el mundo, que hace que ya nadie se sienta seguro con su propio teléfono móvil, véase los libaneses muertos por su bíper, en América Latina, ante el neoliberalismo reforzado de figuras como Javier Milei, cobra fuerza una alternativa: el humanismo mexicano.

Esa doctrina, encabezada de manera actual por, el todavía presidente, Andrés Manuel López Obrador, con todas sus contradicciones, errores y carencias, ha ofrecido un sendero distinto a los caminos que fueron predispuestos, por no decir, impuestos, por el neoliberalismo, con su ethos individualista y psicopático acompañado por el chantaje de los mercados, que, si no se adoptan a rajatabla, nos amenazan con llevarnos al colapso. Es decir, surgió una calzada distinta, una terracería alternativa, a la incapacidad de concebir algo fuera de esa dinámica posmoderna: bifurcaciones alejadas del Fin de la Historia fukuyamista.

Si bien la actual Cuarta Transformación no se ha liberado del dogma neoliberal, hay una inercia difícil de suprimir, con medidas tatcherianas de la actual administración, como la desaparición de la política de cuidados, transferencias económicas directas, que fortalecen al libre mercado, sí ha logrado abrir una brecha que ofrece una vía distinta al apocalipsis preconcebido.

La Reforma Judicial, por ejemplo, que es una aberración en términos de la Transición Democrática, régimen que dominó al país los últimos treinta años, quizá sea un golpe de timón de una nación que, pese a los dichos de las élites, que aseguran que vivimos mejor, en los hechos ha sufrido el peor de sus despojos: juventudes que jamás podrán tener una familia, estabilidad laboral o una casa propia.

Cuartoscuro

Aunque tiene sus riesgos inherentes, dicha iniciativa legislativa, aprobada la semana pasada mediante martingalas legales y actos gangsteriles, puede ser, pese a todo, el reinicio de un país que nunca perdió el rumbo, porque, más bien, nunca lo tuvo. Desmantelamos un Poder Judicial, un Poder Autónomo, nos dicen... pero para la gran mayoría siempre fue una figura ausente, lejana, a veces, casi siempre, contrincante. Sheinbaum tendrá la oportunidad de llevar la reforma a buen puerto y volverla un ejemplo mundial.

A lo mejor ese volantazo nos lleve a un mejor destino y surja un nuevo modelo: democracia a la mexicana... en un contexto en el que las democracias, hasta las más antiguas, como la de Estados Unidos, comienzan a morir, a desmoronarse, mientras asciende otra vez, un siglo después, la nefasta sombra del fascismo.

Los ojos del planeta están sobre ella: Sheinbaum despierta entusiasmo no sólo en México, sino allende las fronteras, porque el mundo, que se queda sin alternativas, la comienza a ver como una líder histórica. Ahora tiene la posibilidad de guiar la marcha hacia nuevas formas de organizarnos y cuidarnos entre todos, porque el mundo ya empieza a marchitarse. Comienza a apestarse.