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La importancia de los jóvenes

Uno de los mayores problemas que se pueden identificar en el fútbol mexicano es el poco seguimiento y acompañamiento que hay para estos jóvenes jugadores que, en un momento pueden dar grandes alegrías y en el otro instante caen en el olvido.

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El Mundial Sub 20 es un evento futbolístico que se desarrolla cada dos años para poder dar continuidad a los procesos juveniles de cada país afiliado a FIFA; a diferencia de la Copa del Mundo, realizada cada 4 años, el Mundial juvenil busca proyectar la competitividad desde edades inferiores a los veinte años, edad en la que, en algunas ligas, los jóvenes futbolistas ya están debutando en el primer equipo de sus clubes, con minutos en la Primera División de sus respectivos torneos. En México, no es común ver jugadores de con estos años en los equipos del circuito mayor del fútbol local, son escasos los clubes que se atreven a mandar al máximo escenario a jugadores que, sin un acompañamiento adecuado e integral, pueden tener pasajes amargos en sus primeras experiencias; cualquier equivocación, mala decisión o desempeño se encuentran a la vista y al escrutinio público; a veces, las críticas, las malas, pueden ser devastadoras para un joven deportista.

Pero resulta difícil de comprender cómo en México, que ha ganado dos medallas olímpicas, con selecciones limitadas en la edad, y un par de Mundiales sub 17, no haya un buen seguimiento a las figuras de estas convocatorias que han dado triunfos importantes al fútbol mexicano, pero que en sus respectivos clubes no tuvieron el arropamiento necesario para continuar con su carrera y consolidarse en Primera División. De los ganadores del Mundial sub 17 en 2005, Héctor Moreno es el único con actividad futbolística, claro, la mayoría de estos jugadores superan los 35 años, edad en la que en este fútbol moderno, ya se piensa en el retiro; de esta selección fueron más los jugadores que probaron la experiencia de jugar  en un primer equipo, Giovanni Dos Santos, Vela y el propio Moreno tuvieron un gran paso por el fútbol europeo, mientras que Aldrete, Villaluz y Juárez tuvieron un paso seguro por algunos clubes mexicanos; de una plantilla de 20 jugadores en el Mundial de 2005, apenas la mitad vio luz en fútbol profesional de nuestro país.

El destino de la generación campeona de 2011 es aún mas decepcionante, de una plantilla con más de veinte jugadores con posibilidades de tomar protagonismo en el balompié nacional, son solo tres los que aun compiten por un lugar en algún club de la Liga Mx, Antonio Briseño tiene altibajos con Chivas, no siempre es titular y suele haber muchas críticas hacia su técnica; Alfonso González, en Monterrey, ha sido castigado por las lesiones, a pesar de ser un buen jugador, con mucha idea, no puede consolidar su titularidad en su club; Kevin Escamilla de bajo perfil, pero el más constante, tuvo un proceso de estabilización con Querétaro, perteneciendo a Toluca. Esta Selección en 2011 mostró una gran personalidad y parecía que sus elementos podrían tener un mejor futuro en sus respectivos clubes, pero no fue así, a la mayoría le costó mucho para llegar y mantenerse en el máximo circuito del fútbol mexicano; hoy, hay varios trotamundos y muchos otros se encuentran ya en el retiro.

Uno de los mayores problemas que se pueden identificar en el fútbol mexicano es el poco seguimiento y acompañamiento que hay para estos jóvenes jugadores que, en un momento pueden dar grandes alegrías y en el otro instante caen en el olvido, víctimas de sus propias decisiones y, en la mayoría de los casos, bloqueados por un fútbol que no otorga espacios a sus propios nuevos talentos; las reglas permiten que el mercado sea acaparado por los promotores y sus carteras de jugadores extranjeros, que no siempre son los más calificados, pero resultan en un mejor negocio entre clubes y representantes.

El pasado fin de semana, la Selección Mexicana Sub 23 recuperó su pase al Mundial de la categoría tras vencer 2-1 en la final al máximo rival de la zona, Estados Unidos; el Premundial de CONCACAF se jugó en Guanajuato, la final en el Estadio de León, donde el seleccionado juvenil dio una voltereta en el marcador, en un partido lleno de emociones. El cuadro nacional perdía por la mínima desde el minuto 52, pero en el agregado del partido, en el 97, llegó el empate para alargar el encuentro; México fue superior durante todo el partido, pero no lograba las anotaciones que reflejaran el dominio, hasta que, también en el agregado del segundo tiempo extra llegó el gol con el que se evitaron los penales. EL equipo mexicano no perdió uno solo de los enfrentamientos del torneo de CONCACF y de la mano de Eduardo Arce, ex técnico de Puebla, logró volver al Mundial de la categoría que se jugará en Chile el próximo año.

Las semillas de el futro del fútbol mexicano vuelven a levantar la mano, se debe tener cierta esperanza para que esta vez sí exista un acompañamiento integral en la carrera de estos jugadores, la mayoría ya considerados por su club en Primera División, si bien hace falta jugar el Mundial sub 20, se puede tener la ilusión de que el equipo hará un buen papel para lograr mantener una generación que sostenga a las siguientes categorías de selecciones nacionales, hasta llegar a la mayor en el cumplimiento de un ciclo que debería ser natural, pero que, como ya hemos visto en nuestro fútbol, no siempre se cumple.