En el ámbito de la política estadounidense, los estados pendulares son el centro de la contienda electoral. Arizona, Carolina del Norte, Florida, Georgia, Michigan, Nevada, Ohio, Pennsylvania y Wisconsin, que suman 140 votos electorales, poco más de la mitad de los 270 necesarios para ganar la presidencia, son el objetivo de Kamala Harris y Donald Trump. Estos estados, con sus patrones de votación variables, decidirán la presidencia en la elección de noviembre.
En julio, las encuestas de encuestas nacionales y estatales publicadas en 270towin.com mostraban una ventaja de Trump, quien lideraba en todos estos estados frente a Joe Biden. En ese momento, parecía tener votos seguros en Florida y Ohio, sumando 47 votos electorales. Biden, por su parte, no lograba asegurar ninguno de estos estados.
El panorama político cambió en agosto cuando Harris se convirtió en la candidata demócrata tras la retirada de Biden. Su llegada revitalizó la campaña. A nivel nacional, también de acuerdo con las encuestas de 270towin.com, Harris supera a Trump por 1.6 puntos porcentuales, una mejora respecto a la mínima ventaja de 0.4 puntos que Biden tenía en julio. En los estados pendulares, ha avanzado y lidera en Michigan, Pennsylvania y Wisconsin, sumando 44 votos electorales.
Mientras tanto, Trump mantiene su liderazgo en Arizona, Carolina del Norte, Florida, Georgia, Nevada y Ohio, con un total de 96 votos electorales.
Tomando en cuenta un margen de error de entre ±3% y ±4.0% en las encuestas, el mapa de votos seguros cambia. Harris puede contar con 30 y Trump con 17. Esta distribución refleja la competencia y la variabilidad del electorado en estos estados.
La competencia por la Casa Blanca sigue siendo incierta. Los márgenes estrechos en Arizona, Georgia y Nevada resaltan la importancia de cada voto. La capacidad de Harris para reducir la brecha en esos estados demuestra su habilidad para conectar con los votantes. Por otro lado, la ventaja de Trump en Florida y Ohio muestra su capacidad para mantener una base sólida de apoyo. En este contexto, cada acción cuenta. Los debates, las campañas publicitarias y las visitas a estos estados serán cruciales para definir el resultado final.
¿Quién logrará captar el apoyo de la mayoría de los votantes en estos estados pendulares? La respuesta definirá no solo el destino de los candidatos, sino también el de Estados Unidos y el mundo en los próximos años.
Las consecuencias de la victoria de uno u otro candidato son relevantes para México. Si Trump gana, se anticipa una postura más dura en migración y comercio. Aumentarán las deportaciones y las tensiones en la renegociación del T-MEC, con posibles repercusiones económicas para nuestro país. Él ha mencionado una intervención militar contra el narcotráfico en México, lo que podría afectar la soberanía del país.
Por otro lado, una victoria de Harris podría traer un enfoque más diplomático. Aunque podría haber más trabas en la renegociación del T-MEC por temas laborales y ambientales, ella propone abordar el narcotráfico como un problema compartido, lo que podría fortalecer la cooperación bilateral. Sin embargo, la relación con México seguiría siendo compleja, ya que Harris será presionada a aplicar una más dura gestión de la frontera.
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