Se terminó la participación de la Selección Mexicana en la Copa América 2024, igual que en Catar 2022, en fase de grupos, terminando en el tercer lugar del sector, por debajo de Venezuela, que concluyó en primero, y Ecuador, que con el empate a ceros contra México le alcanzó para llegar a cuartos de final. El equipo mexicano dejó mucho que desear, pero no solo en la Copa, desde la convocatoria comenzaron las dudas alrededor del conjunto, al no incluir jugadores de jerarquía que pudieran sostener a los que llegaban a su primera competencia internacional con la casaca verde. En un intento de mostrar caras nuevas que podrían alinearse, sin tener contrapesos de poder en el vestidor que pudieran contrariar las formas del entrenador, se convocó a jugadores que, sin ser novatos, tuvieron sus primeras experiencias en un torneo oficial con la Selección, a un equipo que pareció más ser de segundas oportunidades, rescatando generaciones perdidas, tratando de ganar su lealtad, sin poner en cuestionamiento su calidad. Y es que, aunque nos cueste aceptarlo, incluso mencionarlo, este equipo está lejos de ser de los mejores que hayan formado una Selección Nacional, ni siquiera la mayoría de jugadores que llegaron de Europa rindieron lo que se esperaba.
La Selección Nacional naufragó en experimentos; desde le partido de preparación contra Uruguay, en el que se no se midió el tamaño del rival e incluso pareció que se menospreció el compromiso al alinear a un cuadro que, a la postre, no se iba a repetir en ningún partido de Copa América, una alineación, esa sí, con muchos jóvenes que al final resultaron evidenciados por el rival y la goleada cuatro a cero. Por primera vez en mucho tiempo, a la Selección Mexicana se le ofrecieron rivales de primer nivel para prepararse de cara al torneo que se juega en Estados Unidos, claro, aprovechando que Brasil y Uruguay se encontraban también en tierras estadounidenses, de otra manera seguiría siendo imposible que al equipo mexicano, los promotores de partidos internacionales, lo sacaran de esas sedes en las que los nostálgicos paisanos pagan boletos caros para ir a divertirse, si no es con el fútbol que genera el Tri, sí lo hacen saltándose a la cancha o dando el grito homofóbico, pero sin la exigencia de un buen espectáculo, como podría pasar en cualquier estadio de México; Estados Unidos es una zona de confort para la Selección, un territorio en el que la afición no critica el mal juego y no exige más allá que la presencia del jugador de moda en turno.
Hay culpables de lo que se puede nombrar como un fracaso más en la historia del equipo nacional, la crisis del fútbol mexicano no empezó en Catar 2022, pero ahí se evidenció; han sido años de la toma de malas decisiones que han llevado hasta este punto el balompié nacional. Después del papel que se hizo en el último Mundial, se presentaron varios escenarios para recuperar la dignidad del deporte más popular en nuestro país, pero la planeación no ha sido la correcta; al terminar Catar, el siguiente proyecto, impuesto por un grupo de dueños de equipos, fracasó tras sus primeros siete partidos, después de haber perdido la semifinal de la Liga de Naciones CONCACAF contra Estados Unidos tres a cero. Lo que siguió, como se presentó, fue un interinato en el que Jaime Lozano fue el elegido, a falta de más candidatos, ya fuera por la inmediatez o por la pereza de los directivos de emplearse a fondo y buscar al idóneo, Lozano fue ratificado varias veces hasta quedarse como el Director Técnico de planta.
En la Copa América, la Selección Nacional tuvo una participación cuestionable; en el fútbol, el equipo que gana es el que más goles meta, sin importar si se jugó mejor que el rival y al equipo mexicano, lo que más le faltó fue el gol. Una sola anotación en tres partidos es un factor determinante para la eliminación en fase de grupos; un tanto que, además se le hizo a otro equipo de CONCACAF, cuando al Tri le tocó competir contra selecciones de CONMEBOL, no fue trascendente en ninguno de los dos partidos. Resulta notorio el retroceso del fútbol mexicano, cuando en otras ocasiones, tanto en Copa América como en Mundial, ya se le había ganado a las selecciones venezolana y ecuatoriana, en esta ocasión costó mucho trabajo, si quiera, llegar al área rival.
En el entorno del fútbol mexicano se ha señalado, muchas veces, la responsabilidad de los directivos nacionales que siguen buscando los beneficios económicos y que han tratado al equipo nacional como una empresa en la que solamente se ven, y ponderan, las ganancias, pero que se ha descuidado, desde la formación de jugadores hasta la competencia en la propia liga. Pero también es necesario señalar a los seleccionados que, no rinden lo que deberían y a los seleccionadores que no hacen una lista con los mejores jugadores, al final de cuentas, son ellos los que deben mostrar argumentos en la cancha y si no se tienen, tratar de mejorar con cada entrenamiento; este cuerpo técnico ha sido muy laxo en cuanto a las exigencias de trabajo y disciplina que deben haber en una selección, las consecuencias son notorias, cuando ya no se le pelea de tú a tú a selecciones de jerarquía en el continente y se empieza a sufrir contra equipos que no se encuentran en el primer plano.