Las encuestas de preferencias políticas son herramientas esenciales para medir la opinión pública y prever resultados electorales. Sin embargo, las diferencias entre encuestas a menudo generan en el público no solo confusión, sino también una gran desconfianza. ¿Por qué una encuesta muestra a Xóchitl Gálvez con un sólido 35% de apoyo mientras otra la sitúa en solo el 28%? La respuesta radica en los métodos y contextos únicos de cada encuestadora. En este análisis utilizaré datos de algunas encuestas presidenciales realizadas en abril y mayo de este año.
Primero, es crucial entender el muestreo. Cada encuestadora selecciona su muestra de manera distinta, lo que influye significativamente en los resultados. Enkoll y Berumen, por ejemplo, reportan un apoyo del 35% para Gálvez, posiblemente debido a una muestra más representativa de sus simpatizantes. En contraste, De Las Heras, con un 28%, podría estar reflejando una población más favorable a Claudia Sheinbaum, quien alcanza un 64% en su encuesta.
La metodología también juega un papel fundamental. La redacción y el orden de las preguntas pueden influir en las respuestas. Si una encuesta destaca los logros de Sheinbaum o los puntos débiles de Gálvez, es probable que los resultados reflejen un mayor apoyo a la primera. Esto subraya la importancia de preguntas neutrales y bien estructuradas.
El momento de la encuesta es otro factor clave. Las que se realizan en diferentes periodos pueden capturar la influencia de eventos políticos recientes, noticias o escándalos. Por ejemplo, la encuesta de Mitofsky de abril muestra a Jorge Álvarez Máynez con un 10.6% de apoyo, más alto que otras. Esto podría atribuirse a un evento favorable a él ocurrido durante el periodo de la encuesta.
El procesamiento de datos y la ponderación también son fundamentales en los resultados. Los encuestadores aplican ponderaciones a sus datos para reflejar con precisión a la población. Los diferentes criterios de ponderación impactan los resultados. Los números más altos de Sheinbaum en De Las Heras podrían resultar de una estrategia de ponderación que enfatiza las demografías más propensas a apoyarla.
El margen de error representa el rango dentro del cual se encuentra el valor verdadero. La variación entre Enkoll y Berumen para Gálvez (35%) y De Las Heras (28%) puede estar dentro del margen de error, resaltando la importancia de considerar este factor.
Finalmente, los posibles sesgos institucionales de las encuestadoras pueden influir en los resultados. Las afiliaciones, fuentes de financiamiento o inclinaciones históricas pueden afectar cómo se recopilan, procesan y presentan los datos.
En conclusión, las discrepancias en las encuestas presidenciales generalmente reflejan metodologías y contextos diversos. Entender esto es esencial para interpretar los resultados con precisión. Analizar las tendencias en múltiples encuestas así como los ejercicios concentradores conocidos como encuestas de encuestas, ofrece una visión más completa de la realidad política.
¿Cuáles serán las empresas encuestadoras cuyos datos más se acerquen a los resultados de la elección presidencial del domingo entrante? ¿Cuáles serán las más disparatadas? Aquí lo comentaré después del proceso electoral venidero.
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