El sábado 13 de abril se escribió un nuevo capítulo en la tensa historia de Medio Oriente. En un acto sin precedentes, Irán lanzó 310 drones y misiles hacia Israel, marcando la primera vez que el primero ataca directamente al segundo. Esta escalada es una señal alarmante de que las reglas del juego han cambiado.
Hasta ayer en la tarde no se reportaban personas heridas o muertas por los ataques. Sin embargo, una niña de 7 años resultó gravemente herida por esquirlas de un misil interceptor y 31 personas recibieron tratamiento por heridas leves o ataques de pánico; una base militar fue levemente dañada.
Irán lanzó 170 drones, 30 misiles de crucero y 110 misiles balísticos. Gracias a las capacidades defensivas de Israel y sus aliados en la zona, solo algunos misiles balísticos lograron entrar al territorio israelí.
La Casa Blanca emitió una condena decidida hacia Irán y el presidente Joe Biden destacó la importancia de mantener una respuesta proporcional y legítima.
Desde que se supo del ataque, diversas organizaciones y expertos opinaron al respecto. Según el Consejo de Relaciones Exteriores (en inglés: Council of Foreign Relations o CFR), este ataque podría provocar más intercambios y acentuar el conflicto regional, algo que ya preocupa debido a su posible expansión desde que comenzó el conflicto entre Israel y Hamás.
La cadena de TV catarí Al Jazeera expresó que un éxito mayor en estos ataques por parte de Irán podría haber implicado a más aliados en represalias, expandiendo así el conflicto más allá de las fronteras israelíes. La estabilidad de la región pende de un hilo.
Por otro lado, medios como Euronews y Le Point destacaron el impacto económico de esta confrontación en la población iraní, con una moneda en caída libre y un aumento en la inflación y escasez de bienes esenciales. Esta situación económica desesperante, sin duda, afecta la estabilidad interna de Irán y limita sus opciones en el escenario internacional.
Además, fuentes como The Conversation y L'Express, al analizar las intenciones detrás de los ataques, sugirieron que más allá de causar un daño físico directo, buscaron restaurar la disuasión y mostrar fuerza ante el pueblo de Irán y sus aliados regionales. Radio Francia Internacional y France 24 recalcaron la naturaleza cambiante del conflicto, señalando que ha evolucionado de una guerra por intermediarios a un enfrentamiento más directo y visible.
La más reciente escalada de tensiones en Medio Oriente amenaza con disparar los precios de la energía, desafiando los esfuerzos para controlar la inflación y frenar el crecimiento económico. Este panorama aumenta la incertidumbre en los mercados financieros, impulsando a los inversores a buscar activos más seguros y provocando volatilidad. Este contexto demanda respuestas ágiles y coordinadas de las autoridades financieras para evitar un impacto económico global adverso.
En este contexto, es esencial que la comunidad internacional, especialmente potencias como Estados Unidos y sus aliados del G7, actúen con prudencia y coherencia. La retórica de la Casa Blanca, aunque firme, sugiere una preferencia por la diplomacia sobre la acción militar, buscando evitar una escalada mayor que podría llevar a un conflicto más amplio y posiblemente más devastador.
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