América ha elevado ha elevado el rasero de la Liga Mx, lograr un tricampeonato en torneos cortos es algo que ningún club había conseguido; cuesta mucho coronarse. Si quiera, en un torneo. Desde la aplicación del formato de dos torneos por año, uno cada semestre, los equipos que han sido campeones, por lo menos una vez, experimentaron lo complicado que es competir por el campeonato de manera consecutiva, incluso aquellos que hacen inversiones justamente para lograr este objetivo; Tigres y Monterrey, que suman diez campeonatos desde 2003, es decir un cuarto de los torneos jugados en poco más de veinte años, no han podido ganar un bicampeonato y aquellos que lo lograron no necesariamente tuvieron un segundo campeonato con un buen desempeño en la tabla general; Pumas y León llegaron a las liguillas de sus respectivos bicampeonatos, como último clasificado; Atlas en cuarto lugar. Que América terminara como líder en los dos primeros torneos en los que repitió corona, Apertura 2023 y Clausura 2024, resultaba destacable y hacía pensar, soñar al americanismo, con un tricampeonato.
Pero este Apertura 2024 no fue la mejor fase regular del equipo azulcrema; América llegó en octavo a la liguilla, al Play in, y por momentos en el torneo estuvo fuera de las primeras diez posiciones de la tabla general, lo que le eliminaba de una posible clasificación a instancias para defender su corona. Muchas lesiones, mermaron el once que se había planificado para este semestre; poco descanso entre el último campeonato y el reciente; Leagues Cup con su propio desgaste, entre competencia y viajes; en general un calendario apretado, que incluyó cinco llamados de selecciones nacionales, más de la mitad del cuadro titular de América es, y ha sido, elegible para sus representativos nacionales. La historia, el antecedente y la estadística indicaban que no sería fácil cumplir el sueño del tres coronas consecutivas.
Sin embargo, América dio cátedra en la liguilla; su banquillo técnico demostró que conoce bien al fútbol mexicano, a sus rivales y que sabe jugar las fases finales. Consciente de sus propios límites, y sabiendo suplir adecuadamente sus ausencias, el paso del conjunto de Coapa por la liguilla de este Apertura 2024, fue cauteloso; no arriesgó para ir desbocado al ataque, creciendo en confianza un partido tras otro. Tal vez el inicio del torneo, el equipo no proyectaba la seguridad necesaria, pero una vez instalados en liguilla no hay diferencia entre la convicción con la que se jugó el partido de Play in y el partido de vuelta de la final. Se tiene que reconocer la actitud ganadora de este equipo, aunque el planteamiento no sea ofensivo, aún renunciando al ataque, la posesión de la pelota y al juego avasallador al que nos acostumbró en los dos semestres pasados, América y sus jugadores, tienen la convicción de ganar.
El partido de vuelta no fue una final emocionante, se esperaba más de Monterrey, que por cerrar en casa podría dar un partido de proporciones épicas, remontando el marcador. Rayados se murió de poco, o nada; no hubo una reacción digna de un campeón, ni de una afición que acompañó, como desde hace algunos torneos, durante todo el semestre en los juegos de local. Monterrey es un equipo de gran calidad, cuando tiene la pelota, al manejar los tiempos del partido, pero cuando tiene que contraatacar, le falta velocidad; desdoblar rápidamente, le cuesta trabajo. América jugó un poco más adelante en la cancha, para que cada vez que Rayados armaba un contragolpe, éste quedara asfixiado con la velocidad de los defensas americanistas. Acierto de Jardine colocar a Richard Sánchez contra Cruz azul, mérito del paraguayo repetir hasta la final; el gol con el que América abrió la cuenta en la vuelta de la semifinal contra La Máquina, parece dibujado desde el vestidor, sabiendo que Mier juega casi como un defensa libero, el banquillo americanista adelantó la presión para robar el balón en la salida azul y conociendo el gran toque de balón de Sánchez, pareciera que la indicación fue: ‘pégale de primera’. Richard mantuvo el nivel y se ganó la titularidad en la final, solo para hacer otro golazo que mató las expectativas de Monterrey, y también un poco la emoción, porque América manejó el marcador con maestría.
Este no es el primer tricampeonato del América, en la década de los 80 ya había logrado uno, cuando los torneos eran largos, pero es el primero en lograrlo en torneos cortos, habrá que hacer una reflexión para determinar en cual de los dos casos hay mayor o menor mérito, pero al ser la primera vez que sucede con el formato actual, sin duda significa una gran hazaña.