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Los tropiezos del servilismo

Esos son los resultados de las urgencias del último mes de gobierno de López Obrador y su obsesión por el legado histórico, como si éste se lograra, también, por decreto.

Créditos: Especial / EFE
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Dios también está en los detalles, no son exclusivos del demonio.
Florestán.

 En la urgencia de los legisladores de la 4-T, nominados por el expresidente López Obrador, les pudo más cumplir los deseos del emperador que la lógica, el aseo y el sentido común en el proceso para elegir ministras y ministros, magistradas y magistrados, juezas y jueces dentro de la atropellada reforma el Poder Judicial.

          Lo suyo no fue la mesura ni la ponderación ni la inteligencia, sino su compulsión en quedar bien con el entonces presidente, no se fuera a molestar.

          Es decir, se impuso su máxima de 90 por ciento de lealtad y diez por ciento de capacidad. La urgencia fue por encima del rigor legislativo, legal y hasta lógico, ya no diga usted pensar en el país o en los ciudadanos, tenían la cabeza en su amado líder y en su egoísta futuro personal y por eso los errores, la urgencia, que no la presteza, la diligencia ni el razonamiento.

          La línea marcada por el aún presidente fue la de aprobar fast track y a su modo, sin tocarle una coma y le cumplieron antes de que se fuera, el pasado 30 de septiembre.

          Hoy todos padecen, padecemos, las consecuencias de su servilismo: sí, aprobaron lo que quiso, pero no pensaron, su vasallaje no dio para más, en el costo del proceso, la forma de elección, los tiempos, los candidatos, el futuro del Poder Judicial y de la impartición de justicia.

          Hoy, a 53 días del fin de su gobierno, no saben cuándo serán esas elecciones, las van a posponer al 1 de octubre, por falta de tiempo; tampoco cuánto costarán, el régimen rechazó el costo de 13 mil millones de pesos que estableció el INE, ni cómo; no han decidido, siquiera, si serán 170 mil casillas u ochenta mil centros de elección.

         Esos son los resultados de las urgencias del último mes de gobierno de López Obrador y su obsesión por el legado histórico, como si éste se lograra, también, por decreto.

RETALES

PRESIONES.- Así como llegó a la cancillería la presión para que Jesús Meade, embajador en China, se fuera como embajador a Washington, lo que Juan Ramón de la Fuente negó rotundamente, ahora está en marcha otra para que Manuel Bartlett lo sea en esa misma capital o en París, que tendrá el mismo destino que la de Seade;

MARX.- No, de plano no entienden que no entienden, y lo hacen público. Marx Arteaga, ratificado en los hechos como director de publicaciones de la SEP, subió un tuit clamando magnificar este logro: que la biblioteca del Congreso de EUA tendrá una copia de los libros de texto de la 4-T, que él donó. Y da las gracias a López Obrador y a su esposa Beatriz. ¿Fueron ellos?; y

AJUSTES.- Ricardo Monreal se puso flamenco y declaró que sus diputados harán una cirugía mayor al presupuesto 2025. La bancada del régimen solo modificará lo que le diga el Ejecutivo. Eso es todo y eso es nada. A sus órdenes, aquí está su Oficialía de Partes.

Nos vemos mañana, pero en privado.