La oposición lo hizo. Finalmente lo logró. Tras cinco años de haber perdido el rumbo, por fin se puso de acuerdo en algo y ya tiene candidata para el 2024: la senadora panista Xóchitl Gálvez.
La hidalguense llega con un apoyo abrumador dentro de las filas del frente, es cierto: es un perfil carismático, ágil, capaz de conectar con las clases medias lastimadas (y abandonadas) por el obradorismo.
La forma en la que se alzó victoriosa, sin embargo, no fue nada pulcra. Todo lo contrario. La culpa, por supuesto, no es de ella, sino de las dirigencias de los partidos de oposición, quienes tienen nombre y apellido: Marko Cortés, Alejandro 'Alito' Moreno y Jesús Zambrano. PAN, PRI, PRD.
Ante los temores de la viabilidad de la consulta ciudadana, programada para este domingo 3 de septiembre, así como el inusitado crecimiento de Beatriz Paredes, quien se volvió el caballo negro de la contienda, los liderazgos del PRIANRD decidieron apretar el botón de pánico y bajar a la priista a la mala.
Porque eso hicieron: presionarla y hacerla declinar sin su consentimiento.
El enojo de Beatriz Paredes
Al interior del PRI, nos comentan, hay malestar, en particular de Paredes y su círculo cercano. Como ella misma dijo, buscar la candidatura presidencial era cerrar de forma natural el ciclo de su histórica vida política. Pero ese sueño no pudo culminar de forma legítima, pues lo frenó de tajo el pragmatismo de las dirigencias partidistas.
El enojo de Beatriz fue tal que, durante el anuncio del PRI para cerrar filas en torno a Xóchitl, decidió no apersonarse en el auditorio Plutarco Elías Calles de la sede nacional del Revolucionario Institucional.
Al final, ante la cargada, al estilo de la vieja liturgia priista, la tlaxcalteca se vio obligada a renunciar, a pesar de su molestia con las formas y la grilla de 'Alito' Moreno.
Ante todo, es una mujer de Estado, una mujer institucional.
Pero le queda el trago amargo de ver su último sueño presidencial, donde dio una batalla épica, truncado por intereses ajenos. Porque así terminó el proceso opositor para elegir a su candidata presidencial: desaseado y poco democrático.
Si hubiera sido Morena... el escándalo sería de proporciones bíblicas.
Morena se tropieza con su propia encuesta
Y hablando de los guindas, su proceso, que tampoco está libre de simulaciones ni trampas, se ha empantanado y se ha dado un día más para realizar el ejercicio demoscópico, luego de acusaciones del equipo de Marcelo Ebrard, que alegan relajo y torpeza en el levantamiento de encuestas.
Mientras la oposición ya cerró filas, habrá que ver si Morena logra superar su propio proceso interno... o termina fracturándose.