Es difícil que Morena vaya a perder las elecciones del 2024... a menos que cometa errores graves. Y los está cometiendo. Como una especie de relato griego en el que el protagonista termina creando su propia tragedia: Edipo arrancándose los ojos. O Paris siendo la ruina de Troya.
Desde que se dio a conocer la posible candidatura de la panista Xóchitl Gálvez, los obradoristas no han dejado de darse balazos en el pie. Y agrandando una figura que les puede resultar incómoda. O más bien, ya les está causando calambres.
La hiperstición es un concepto acuñado por el filósofo británico Nick Land, vinculado a la ultraderecha aunque entre sus discípulos estén referentes de la izquierda actual, como Mark Fisher, quien se suicidó en 2017 y cuyas ideas han permeado principalmente en una generación de millennials desencantados con el capitalismo.
En palabras simples, la hiperstición es una ficción o una idea que termina prediciendo su propia realidad, por lo tanto, el propio futuro que predijo. Es decir, una especie de profecía autocumplida. El Rey Priamo que termina causando su propia ruina.
El escritor Jorge Zepeda Patterson apuntó en entrevista para Radio Fórmula que Andrés Manuel López Obrador cometió el mismo error de Fox. Con sus acciones él mismo terminó generando la candidatura de Gálvez.
Un par de meses atrás, incluso menos, la senadora hidalguense no era vista como una seria contendiente a la Presidencia de la República. Una candidata marginal, como todos los de la oposición. Es más, se pensaba que iba por la Ciudad de México.
Pero tras su acto en Palacio, donde se le cerraron las puertas del recinto donde yace el Poder Ejecutivo, Xóchitl se convirtió en el faro del antiobradorismo y de la oposición. Comenzaron, como síntoma de ello, a brotar columnas de opinión en las que se dijo: Es ella. O debe ser ella.
Dicho acto performativo de la legisladora tuvo como origen un ataque del presidente en una mañanera de diciembre. Uno de los cotidianos ataques que dispara el mandatario contra sus adversarios. En esa ocasión, López Obrador la acusó de querer eliminar los programas sociales de su Gobierno.
Gálvez pidió derecho de réplica, que le fue otorgada por el Poder Judicial, mas le fue negada por el titular del Ejecutivo federal de forma reiterada... con todo y granaderos.
Vamos a abrir las puertas de Palacio Nacional con ayuda de todos, dijo Xóchitl, parafraseándola, al momento de lanzar su candidatura luego del desdén presidencial.
A partir de ahí, han sido más los morenistas, que la propia oposición, quienes se han dedicado a hacer crecer su figura. Todo a través de atacarla noche y día. Que si no es indígena. Que si es la candidata de la oligarquía. Que si es empleada de Claudio X. González. Que si su bicicleta cuesta varios miles de pesos.
Con sus ataques realizados desde el púlpito presidencial y magnificados por las huestes obradoristas, la figura de Gálvez empieza a despertar mayores simpatías entre los opositores y los decepcionados de la 4T. Si le tiran tanta saña por algo será, han de pensar. Su origen humilde y popular neutraliza el discurso de Morena, añaden en sus cabezas.
Y es así como en una profecía autocumplida... AMLO pudo crear su propia criptonita. Y no necesariamente es Gálvez, sino un sector de la sociedad que ya le encontró un punto débil. Ya vieron dónde le duele.