No necesariamente fue una orden de la consejera presidenta o de algún otro alto funcionario del Instituto Nacional Electoral (INE). Quizá fue una imprudencia de algún integrante de la dirección de Comunicación Social del organismo o una decisión desafortunada que pudo o no venir desde arriba.
Pero eso no es lo importante. Lo importante es que el INE mintió y trató de engañar a la ciudadanía.
Claro que encerró con llave a reporteras y reporteros en la Sala de Prensa de sus oficinas centrales. La evidencia es clara: hay fotos y videos de las y los agraviados que lo demuestran. No se puede tapar el sol con un dedo... mucho menos ponerle candado a la herradura de la democracia.
Ayer, so pretexto de impedir que reporteros escucharan una reunión entre gobernadores de un puñado de entidades del país y los consejeros del INE, el piso de arriba, donde se encuentra la referida Sala de Prensa, fue cerrado con llave.
Pese a ello, lejos de disculparse, la autoridad electoral trató de desmentir y exhibir a las y los periodistas que denunciaron, con evidencia en mano, esta arbitrariedad.
Y lo hizo, el organismo, de forma burda y malintencionada: acusando fake news y casi casi poniéndose del lado de influencers y youtuberos de la 4T que, de forma insólita e infundada, pero no sorpresiva, vieron esta acusación contra el INE como un ataque contra AMLO y Morena.
Nada que ver. Lo que hicieron las y los periodistas fue denunciar un ataque contra la libertad de expresión y una retención de sus propias personas. Algo que jamás había pasado en el INE.
Claro, el organismo electoral no necesariamente ha sido amable con la prensa, pero jamás había llegado a estos niveles. Y eso es lo que se denuncia. Esta arbitrariedad. Y que el árbitro electoral haya tratado de engañar a la ciudadanía.
Claro que encerró a las y los reporteros. Es impreciso, además, que dicha sala de prensa tenga dos salidas. Tiene dos puertas, sí. La principal y otra alterna, que es usada únicamente por personal del organismo y que conduce a un pasillo que te saca en un edificio totalmente distinto. De hecho, conduce a las oficinas de los consejeros en una distinta construcción.
En 2017 la sede central del INE tuvo daños por el sismo del 19 de septiembre. La propia Sala de Prensa tuvo grietas y caída de plafones.
Con sus actos el árbitro electoral puso en riesgo a las y los periodistas. Además de que se causó daño a sí mismo como organismo.
¿Quién va a creer en una institución que engaña y se engaña?