Los morenistas ya se sentían campeones del mundo, como Brasil en el 50 (y en el 2014), pero ya les salió un rival que les metió miedo.
La tranquilidad guinda, sostenida por un amplia ventaja en las encuestas, en todas las encuestas, ha comenzado a trastabillar. Lo cual desconcierta... ¿por qué si ya se sentían ganadores ahora andan tan temerosos?
Es difícil que vaya a ocurrir un Maracanazo, es decir, que vayan a perder la presidencia de manera sorpresiva e inesperada, redundancia justificada, así como le pasó a los cariocas contra Uruguay hace más de 70 años. Pero eso no quita que se les haya metido el bichito de una posible derrota. O, de menos, el temor a que no vayan a arrasar y la victoria no sea tan holgada como esperaban.
El anuncio de una posible candidatura de la senadora hidalguense, Xóchitl Gálvez, sacudió a los guindas. Como ejemplo ilustrativo, en redes sociales, en los últimos dos días, desde que anunció su candidatura, cunde un ambiente de nerviosismo y rabia en los simpatizantes de la 4T.
De hecho, son ellos, los morenistas, así como periodistas e intelectuales afines al obradorismo, quienes más hablan de ella, Para descalificarla, por supuesto. Uno puede apostar, a ojo de buen cubero, a que ellos hablan más de ella, valga la cacofonía, que la propia oposición.
Incluso mencionan que es una maniobra para cubrir al verdadero tapado, que es Santiago Creel, a quien parece que prefieren como rival en las urnas.
Pero... ¿por qué tanto temor a la senadora?
Como se dijo anteriormente, es muy complicado, más no imposible, que la Cuarta Transformación vaya a perder los comicios federales del 2024.
No sólo tienen la mayor parte de las gubernaturas del paìs, sino que también cuentan con el presupuesto federal y los programas sociales, además de que el presidente Andrés Manuel López Obrador goza de una alta popularidad, que oscila en un promedio de alrededor del 60 por ciento.
A eso se suma el desprestigio de la oposición, que paralelo a sus constantes pifias no ha sabido construir un discurso ni un proyecto alterno al obrarorismo.
Entonces, ¿por qué el miedo a Xóchitl? Porque, quizá es la única candidata de la coalición PRI-PAN-PRD que puede neutralizar directamente el discurso de la Cuarta Transformación.
Viene del pueblo, es de abajo, es dicharachera, no es de abolengo como las principales corcholatas de Morena. Difícilmente podría acusarla el morenismo de fifí. Eso sin contar que es carismática y no carga grandes escándalos de corrupción en sus espaldas. No aprobó ella el Fobaproa, ni fue cómplice de la Estafa Maestra o la guerra de Calderón, a quien le renunció en su gobierno.
Además, en caso de que la 4T elija una candidata mujer, también neutralizaría, en cierta medida, el llamado al voto a elegir la primera presidenta de México.
Ahora, el camino de Xóchitl no es fácil. Tendrá que sortear la falta de entusiasmo que comience cuando acabe la luna de miel de su postulación, además de que tendrá que sortear las piedritas en el sendero que le pongan las dirigencias de la alianza. Eso sin contar que Santiago Creel ha tomado fuerza en las encuestas y un sector del panismo lo prefiere.
Aún, en caso de que sea la candidata, tendrá que enfrentar la maquinaria de Morena. Y eso no será nada fácil.
Eso sí, puede meterle uno que otro gol a la Cuarta Transformación.