La oposición está dormida, sueña con despertar de la pesadilla Morena, sin embargo, parece más un perro que ladra y no muerde.
Infectada de fanatismo desaforado, ante la perversidad de López Obrador y su corte, solo aúlla y lame sus heridas; se echa al piso y hasta mueve la cola; no causa gracias sino desgracias.
López Obrador se ríe y se carcajea; se burla de la jauría escandalosa.
Es inconcebible que a estas alturas la oposición discapacitada caiga en tan miserable un juego provocador.
Aún no hay quien se atreva a asomar la cabeza; falta valentía; sobra cobardía.
Los opositores, como perros sin dueño, deambulan extraviados, hambrientos, desnutridos, plagados de pulgas; asustados por los truenos de las hordas “morenas”.
Andrés Manuel López Obrador es un genio perverso. Sí.
Entonces, para vencerlo, hace falta perverso y medio.