Movimiento Ciudadano acaba de cambiar al panorama político de México.
Y lo hizo no sólo de faz a las elecciones del próximo domingo 4 de junio, sino también para los comicios del año próximo. El tablero sufrió una sacudida... cuyos efectos se verán a corto y largo plazo.
Es bien sabido que el partido fundado por Dante Delgado sigue sus propios tiempos. Su estrategia es distinta a la del PRI y el PAN, que no logran sacudirse el estigma de la corrupción, y a la de Morena, que gira en torno a la figura de Andrés Manuel López Obrador.
La chiquillada no cuenta porque órbita alrededor de esos proyectos. Su papel es más cercano al de la rémora, que al de una proyecto de nación independiente.
El partido naranja, sin embargo, se cuece aparte. Moviéndose ajeno a la oposición y al oficialismo, ha crecido de manera significativa en el paìs. Sobre todo en las entidades que contienen las dos ciudades más importantes tras la Ciudad de México: Monterrey y Guadalajara.
Y pese a ello, ha logrado vasos comunicantes con los dos principales espectros de la política mexicana, sin terminar de contaminarse de un lado ni de otro.
Eso ha permitido atraer un sector de la sociedad, mayoritariamente progresista y de clase media, que no se identifica con la Cuarta Transformación, pero tampoco con el PRIAN. Ergo, ve en este partido una tercera vía.
Ahora, de manera sorpresiva, Movimiento Ciudadano ha hecho una maniobra interesante: ha lanzado una campaña contra el Partido Revolucionario Institucional, al cual, entre otras cosas, acusa de vender al morenismo la plaza en el Estado de México. Es decir, ha entrado de manera directa a tratar de influir en los comicios de junio al llamar a no votar por el tricolor.
La respuesta del PRI y de la oposición ha sido dura: ahora acusan a los naranjas de hacerle el juego a Morena y la 4T; pues para empezar ni siquiera lanzaron candidatos para las elecciones de este 2023.
Lo cierto es que, lejos de favorecer a Morena, en realidad MC está siguiendo su propia estrategia y sus propios tiempos. Su propia agenda. Y sus propios planes.
No sólo mantiene su distancia con el oficialismo, al cual incluso ha denunciado, sino que además abre una puerta para los que no fueron convencidos por la 4T y que además siente un repudio o no se identifica con los partidos tradicionales: el Revolucionario Institucional y Acción Nacional.
En 2024, el Movimiento Naranja, con su tercera vía, tendrá un papel protagónico... y si su estrategia sale bien, en 2030 podría incluso ganar la Presidencia de la República.
Eso sí, no hay que descartar posibles sorpresas para finales de este año. Puede asombrar con su candidatura presidencial, pero esa es oootra historia.