Hay gente que no es más arrastrada, porque le falta suelo.
El gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, debería estar preocupado y ocupado las 24 horas por la creciente violencia que azota a su estado en vez de ponerse a arrear a miles de borregos seniles, cautivos de los programas sociales, chusma adiestrada para ladrar, morder e injuriar a los ministros de la Suprema Corte y a periodistas incómodos.
La lambisconería de Cuitláhuac García, sin oficio ni beneficio, ignorante, uno de los peores gobernadores, activista del sicariato ominoso de la 4T, hace suyos los deseos de su patrón; ordena llevar ataúdes de cartón, amenazar de muerte a ministros por el grave delito de defender la Constitución y agredir a los periodistas, Juan Antonio Jiménez, reportero, y Óscar Rea, camarógrafo, por hacer su trabajo para Fórmula Noticias, medio satánico, plagado de informadores chayoteros, prositutos y fifís, según Palacio Nacional.
Lejos de recibir un regaño por estas sinvergüenzadas lambisconas, porriles, miserables y cobardes, el amo aplaude las desgracias de su mascota. Cuitláhuac García hizo bien. ¡Guau!
¿También hizo bien el subsecretario de Energía, Sergio Omar Saldaña Zorrilla, que llamó “narcomarrana” a la presidenta de la Suprema Corte, Norma Lucía Piña?