El Diario de Yucatán publicó a las 14:57 horas del domingo pasado en su sitio web lo siguiente: “El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, habría sufrido un infarto o una complicación cardíaca en el edificio conocido como Casa de la Piedra de la Base Aérea Militar número 8 de Mérida (…) se sintió mal y se desvaneció…”.
Después, un reportero de El Universal habló por vía telefónica con el vocero presidencial Jesús Ramírez Cuevas sobre dicha nota. El funcionario la desmintió así: “te digo que no, es un falso rumor”. El reportero le preguntó si el presidente seguía en Yucatán, en su gira de trabajo, y Cuevas le aseguró que “sí, sí, sí, sigue como lo tenía planeado”.
A las 15:27 horas, a través de su cuenta de Twitter, el presidente anunció esto: “Ni modo, amigas y amigos: salí positivo a COVID-19. No es grave. Mi corazón está al 100 y como tuve que suspender la gira, estoy en la Ciudad de México y de lejitos festejo los 16 años de Jesús Ernesto. Me guardaré unos días. Adán Augusto López encabezará las mañaneras. Nos vemos pronto”.
Aparentemente, AMLO no estaba bien como lo aseguró el vocero.
Más tarde nos enteramos que interrumpió su gira y que a bordo de un avión de la Fuerza Aérea, como si se tratara de un vuelo de emergencia, regresó a la CDMX.
Enterado del tuit presidencial, lo comenté así a través de mi cuenta @ruizhealy de Twitter: “¿Por qué explicó #AMLO que su #corazón está al 100 si lo que supuestamente tiene es #COVID19? Recuerden que la última vez que cayó en el hospital fue por un problema cardíaco y que los médicos le dijeron que no trabajara tanto, comiera sanamente, durmiera más e hiciera ejercicio. Aparentemente no les ha hecho caso y su corazón dista de estar al 100. Deseo su pronta recuperación”.
Ayer, el secretario de Gobernación Adán Augusto López, al conducir la mañanera, dijo: “Ayer el presidente informó que había resultado positivo a COVID-19. Y, por lo tanto, se encuentra en aislamiento y bajo tratamiento médico, recuperándose. Esperamos que en los próximos días, dos o tres días más, pueda estar presente en las conferencias de prensa (…) No hubo ningún traslado de emergencia, no hubo ningún desvanecimiento como algunos han pretendido hacer (…) Las especulaciones son producto de la malquerencia de algunos (…) Eso quisieran, pero goza de cabal salud”.
Ahora bien, es claro que AMLO no “goza de cabal salud” porque es hipertenso y ya padeció un ataque al corazón.
Un médico internista me explico que a esto puede enfrentarse AMLO:
“Para un hombre de 69 años con sus antecedentes, contraer COVID-19 por tercera vez representa riesgos significativos que puede incluir: 1. Mayor gravedad de la enfermedad; 2. Agravamiento de condiciones médicas preexistentes; 3. Mayor riesgo de coágulos sanguíneos porque la COVID-19 se ha asociado con un mayor riesgo de formación de coágulos; 4. Tiempo de recuperación prolongado que podría provocar más complicaciones de salud”.
El tuit que el presidente difundió tras regresar intempestivamente a la CDMX y después de que su vocero negara que estaba enfermo, generó la duda sobre lo que lo aqueja: ¿COVID o un problema cardiaco?
Es probable que nunca lo sepamos, a menos de que alguien filtre la información.
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