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El Tartamudo

Felipe Calderón no puede alegar que desconocía las actividades delictivas de su subalterno. En este escenario fue omiso o cómplice.

Créditos: Reuters
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“No hay mayor perfección en el mal que, parecer ser bueno no siéndolo”: 

Platón

Por azares del destino, al inicio del gobierno de Felipe Calderón estuve a punto de trabajar en la oficina de comunicación social de la secretaría de seguridad pública que encabezaba el super policía, Genaro García Luna.

Después de tres meses de laborar prácticamente esclavizado en las renovadas oficinas ubicadas sobre la Avenida Constituyentes, que antes lo eran de la secretaría de desarrollo social, me rechazaron porque no aprobé los exámenes de control de confianza.

Lo cierto es que ninguna de las cinco personas que llegamos a esa oficina para ocupar puestos de mando los aprobamos, ni siquiera quien llegó como coordinador de la oficina. De hecho, fui al único que corrieron porque de forma precavida no había renunciado a mi trabajo en Grupo Fórmula. Con mi salida perdí amigos que no lo eran, pero me libré de una época oscura durante el calderonato.

En aquel entonces, ya se percibía un tufo de secretismo y persecución en la dependencia. Se hablaba de la “compartimentación” de la información, un término que se utiliza en los bajos fondos de la inteligencia policiaca y que García Luna había importado desde sus tiempos como analista del CISEN (Centro de Investigación y seguridad nacional) que surgió en tiempos de Carlos Salinas para sustituir la degradación en la que había caído la Dirección Federal de Seguridad. Un concepto para esconder las actividades paralelas.

En ese entonces, había referencias de García Luna a quien sus compañeros en el Cisen lo bautizaron con el apodo del tartamudo o la metralleta por su dificultad para expresarse. De él me habían hablado ex compañeros que trabajaron en el CISEN, quienes sabían de su gusto por el dinero mal habido.

Cuando es nombrado como secretario de seguridad en el gabinete de Felipe Calderón, sus antecedentes en la AFI (Agencia Federal de Investigaciones) lo mostraban como un policía modelo que pretendía revolucionar el campo de la seguridad pública con el afán de crear FBI a la mexicana.

Durante los siguientes años, a pesar de las múltiples denuncias, una de ellas del comandante de la Policía Federal, Javier Herrera Valles, quien descubrió los negocios turbios del super policía y su séquito de maleantes, Felipe Calderón lo protegió a rajatabla. En su defensa, Calderón dijo: “Era un funcionario comprometido en la lucha contra el crimen”. 

Sin embargo, la declaración de culpabilidad de García Luna y las acusaciones en su contra en los Estados Unidos pone en un tremendo brete a su protector, al ex presidente Felipe Calderón.

No puede alegar que desconocía las actividades delictivas de su subalterno. Calderón en este escenario fue omiso o cómplice.

Los delitos de García Luna son mayores que los de sus socios narcotraficantes, puesto que él se comprometió a combatir el crimen organizado, así como defender y servir a la ciudadanía.

Resultó lo contrario, se convirtió en uno de los jefes del narcotráfico y se dedicó a robar, secuestrar y extorsionar a la ciudadanía.

Sus socios no traicionaron su origen, el tartamudo sí lo hizo. Su papel doble de policía y narcotraficante aparentando combatir el crimen lo desnudan. Ya juzgado en los Estados Unidos, en México se les debería acusar como traidores a la patria, a él y a sus protectores.

De la libreta

  • Las comunidades universitarias de la UNAM y la Universidad Anáhuac demandan una actuación firme contra la ministra Yasmín Esquivel quien, con el plagio de su tesis doctoral confirma que lo suyo no fue un error, sino una actividad sistemática con el objetivo de robar intelectualmente a otros.
  • De acuerdo con cifras de la organización México Social, a diario se registran en el país, 23 casos de extorsión, lo que provoca un promedio de 6 mil víctimas, sin considerar los casos que no se denuncian. Las entidades más afectadas son: Zacatecas, Estado de México, Querétaro, Colima y Nuevo.
  • Pemex dio a conocer que por primera vez en 10 años obtuvo una utilidad neta por 23 millones de pesos. Es de hecho, su primera ganancia anual desde el 2012. Con esta cifra, la empresa productiva del Estado rompe con una racha continua de pérdidas.

@HectorHerreraAR