El Poder Judicial es una isla pirata. Tierra de nadie. Aquelarre de corsarios. Sólo falta que a los juzgadores les den un fusil y un cuchillo.Y no importa que se trate de casos civiles, penales o electorales. Todos están en las mismas.
El presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), Reyes Rodríguez Mondragón, ya no tiene escapatoria.
El 'motín' en el árbitro electoral tomó fuerza durante la sesión ordinaria del jueves, cuando tres magistrados exigieron la renuncia de Reyes en plena transmisión en vivo. Tres de cinco magistrados, pues hay dos plazas vacantes desde que José Luis Vargas, el 'magistrado billetes', e Indalfer Infante abandaron el cargo hace unas semanas, sin que se les encuentre reemplazo todavía. Tampoco es que la 4T tenga mucho interés en hacerlo.
Y aunque el presidente del Tribunal Electoral les pidió 'chance' a los magistrados cuatro días para pensar su renuncia, es decir, hasta 'el lunes sin falta, carnal', Felipe Fuentes, Felipe de la Mata y Mónica Soto le dijeron que 'ahuecando el ala'.
La única que salió en su defensa fue la magistrada Janine Otálora, su incondicional aliada, pero no le alcanzó a Reyes y mejor terminó 'escapando' de la sesión –literalmente, pues al parecer sólo se levantó de su silla y ni adiós dijo-, así como un ex novio o ex novia que mejor se fue a comprar cigarros para nunca más volver.
El Tribunal se cae a pedazos, y lo peor es que toda la faramalla ocurre en víspera de las elecciones presidenciales del 2024, cuando más fuerte debería estar el árbitro electoral, al cual le tocará calificar la validez de los próximos comicios federales.
Pero aquí la verdadera pregunta es: ¿por qué Reyes Rodríguez se aferra tanto a la Presidencia del Tribunal Electoral?
Pues con todo el escándalo de extorsión del que lo acusa su colega el magistrado Felipe de la Mata, así como el cochambre que lo acompañan a él y al ex magistrado José Luis Vargas, más el 'fuchi' de todos sus compañeros, ya no le queda de otra más que renunciar con la poca dignidad que le queda.
A 6 meses de la elección, el máximo órgano jurisdiccional electoral se hace agua. Y ni Jack Sparrow es capaz de salvarlos.