El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció ayer que el 20 de noviembre dará a conocer un decreto que permita que alrededor de 20 mil kilómetros de vías férreas que hoy solo usan trenes de carga puedan también ser utilizadas para transportar pasajeros, servicio que se suspendió después de que entre 1996 y 1998 Ernesto Zedillo privatizara el sistema ferroviario mexicano y se lo otorgara a cinco empresas en concesiones por entre 20 y 50 años.
Dijo que su gobierno le dará “preferencia a quienes ya tienen las concesiones de trenes de carga para que (…) presenten un proyecto y se conviertan esas vías que se utilizan para trenes de carga, desde luego, mediante su reparación, modernización, electrificación, porque va a ayudar mucho a enfrentar el problema de la contaminación”. Los concesionarios tendrán hasta enero para aceptar o no participar en el proyecto. De no hacerlo, el gobierno iniciará un programa orientado a la adquisición y administración de los trenes de pasajeros, utilizando las mismas vías con el objetivo de hacer que vuelva el servicio de trenes de pasajeros a México. Explicó que “Está en la Constitución y en la ley, es nada más hacer uso del derecho que tenemos para que se utilice toda esa infraestructura en beneficio del pueblo de México”. Añadió que los trenes de pasajeros legalmente tienen prioridad en horarios.
Recordó que este año se cumplieron 150 años de la inauguración del primer tren de pasajeros de México a Veracruz. Y se cumplieron el pasado 1 de enero, ya que en ese día de 1873 el primer tren procedente de la Ciudad de México llegó al puerto llevando entre sus pasajeros al presidente Sebastián de Lerdo de Tejada.
Refiriéndose a Zedillo dijo que “estos tecnócratas irresponsables, corruptos, acabaron en un abrir y cerrar de ojos con los trenes de pasajeros” y expresó su deseo de que “se pueda viajar desde Cancún hasta la Ciudad de México en tren; de la Ciudad de México a Guadalajara, a Nayarit, a Sinaloa, Sonora hasta la frontera; de la Ciudad de México a Querétaro, San Luis Potosí, Monterrey hasta Nuevo Laredo; de la Ciudad de México hasta Chihuahua en tren”.
Desde que Zedillo privatizó los ferrocarriles expresé mi desacuerdo a que se cancelara el servicio de pasajeros que a tantos mexicanos de bajos recursos beneficiaba y durante años he exigido que los concesionarios lo proporcionen. Sin embargo, estos decidieron no hacerlo porque seguramente no es un negocio rentable, como no lo es en la mayoría de los países, en donde los trenes de pasajeros reciben enormes subsidios para proporcionar un servicio fundamental.
Es muy probable que los concesionarios decidan no aceptar la oferta de Andrés Manuel y el gobierno tenga que iniciar “un programa orientado a la adquisición y administración de los trenes de pasajeros”. El problema es que, como están hoy las cosas, no hay en la Tesorería de la Federación los recursos necesarios para financiar el proyecto, a menos de que se cancelen las inversiones o los gastos en otros rubros.
Faltan solo 297 días para que AMLO deje el cargo. Su propuesta es buena pero inviable porque llega muy tarde y con las finanzas públicas debilitadas después de la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación 2024. Lástima.
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