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Alguien debe explicarle a AMLO que no es fácil crear un sistema de salud de calidad

La mala salud afecta significativamente a individuos, comunidades y países enteros, consumiendo recursos y limitando su crecimiento.

Créditos: Cuartoscuro
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La salud es fundamental para que podamos funcionar y prosperar en diversos aspectos de la vida, incluyendo el aprendizaje, el trabajo, la comunicación y la formación de relaciones. No se trata solo de la ausencia de enfermedad, sino del bienestar físico, mental y social. La mala salud afecta significativamente a individuos, comunidades y países enteros, consumiendo recursos y limitando su crecimiento. Las disparidades en salud son evidentes, con diferencias notables en el acceso a la atención médica, la calidad del tratamiento y componentes esenciales para una buena salud, como la educación, la vivienda y una alimentación nutritiva. Estas disparidades afectan principalmente a grupos vulnerables o marginados.

Hace unos días se difundió el The Economist Impact’s Health Inclusivity Index (en español:  El Índice de Inclusión en Salud de Economist Impact) elaborado por una unidad de The Economist Group.

El reporte define a la inclusión en salud como el proceso de eliminar barreras personales, sociales, culturales y políticas que impiden a individuos y comunidades alcanzar una salud óptima y una vida plena. Para fomentarla se necesitan políticas efectivas que aborden las causas fundamentales de las disparidades y la exclusión. Estas medidas deben asegurar que los servicios de salud no solo estén disponibles, sino que también sean accesibles, fáciles de entender y de alta calidad.

El Índice de Inclusión en Salud evalúa los esfuerzos gubernamentales de 40 países para hacer accesible la buena salud a todos. Para calificar a un país analiza más de 50 indicadores en tres dominios: 1. La situación que guardan las políticas de inclusión en salud; 2. La disponibilidad de sistemas e infraestructura esenciales, y; 3. Las acciones para empoderar a individuos y comunidades en el manejo de su salud.

Los hallazgos clave revelan una brecha significativa entre la política y su implementación, indicando que sistemas de salud efectivos necesitan no solo políticas robustas, sino también una implementación significativa. Más del 60% de los encuestados encontró obstáculos para acceder a la atención médica, siendo la falta de citas, la distancia y costos de viaje, y la falta de confianza en los servicios de salud, los principales impedimentos.

Los jóvenes, especialmente de la Generación Z y los Millenials, enfrentan mayores retos en el acceso a la atención médica, con un 21% reportando negativas de atención, comparado con el 14% de los mayores. El costo es una barrera significativa, tienden a desconfiar más de los proveedores de salud y recurren frecuentemente a las redes sociales para informarse.

México, con 60 puntos, ocupa el lugar 29 en el Índice. Obtiene altas calificaciones en el dominio de Salud en la Sociedad, pero bajas en cuanto a su infraestructura y la cantidad y calidad de su fuerza laboral (médicos y enfermeras).

El presidente Andrés Manuel López Obrador debería pedirle a una persona de su entera confianza que lea y estudie el reporte y se lo explique después. Eso, para que no crea todo lo que dicen sus supuestos expertos en la materia que le han hecho creer que es fácil crear un sistema de salud pública de calidad, como el de Dinamarca.

El reporte está en impact.economist.com/projects/health-inclusivity-index.

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