A reserva de lo que suceda la noche del martes en el Estadio Azteca con el partido de vuelta de los cuartos de final de Liga de Naciones CONCACAF, el encuentro de ida fue uno de los episodios menos lúcidos de la Selección Mexicana en mucho tiempo. La visita en el Estadio Nacional de Tegucigalpa para enfrentar a la selección hondureña, terminó con un resultado que reflejó el exceso de confianza y soberbia con el que el seleccionado mexicano enfrenta a sus rivales del área después de haber tenido un resultado más o menos bueno frente a Alemania en el partido amistoso de la Fecha FIFA del mes pasado; después de los resultados poco favorables en el Mundial de Catar y los subsecuentes que llevaron a cambiar el cuerpo técnico dos veces, de Martino a Cocca y a Lozano, se echaron campanas al vuelo cuando en la última edición de Copa Oro se obtuvo el campeonato, después de haberla perdido contra Estados Unidos en una etapa en que el equipo del país vecino del Norte dominó al Tricolor en cada enfrentamiento que les cruzó antes de Catar 2022; con la corona de Copa Oro en 2023 y tras empatar con Alemania, hubieron algunas voces que aseguraban que México estaba saliendo de la crisis futbolística en la que se había enredado en los últimos años.
Del partido amistoso contra Alemania se pueden tomar notas individuales y colectivas del equipo mexicano que sobresalen de actuaciones anteriores; se cumplió con una máxima del fútbol mexicano de selecciones, cuando se juega contra un equipo grande o de jerarquía, el conjunto nacional se crece, gana en confianza y es capaz de dar buenas exhibiciones de fútbol. Pero siendo objetivos Alemania dispuso de pocos minutos para tomar la delantera en el marcador y una vez que se vio superada por México, le bastaron cuatro minutos para emparejar los cartones y mantenerse en un ritmo de juego que impidió una sorpresa mayor a la selección teutona. Individualmente, el Tricolor tuvo actuaciones destacadas; Antuna, por ejemplo, redondeó su actuación frente a Ghana, de una asistencia y un gol, con la anotación con la que México empataba a Alemania; Erick Sánchez, siendo el jugador con menor estatura del partido, le ganaba un remate en el área chica a uno de los defensores más altos de la selección rival, para anotar el 2-1; colectivamente hubo entendimiento y se imprimió un carácter con el espíritu elevado que demostró capacidad para competir contra una selección histórica.
En el partido de ida de los cuartos de final de la Liga de Naciones de CONCACAF contra Honduras, todo falló; en la cancha no se notó el ánimo y espíritu con el que se logró el empate frente a Alemania. Los jugadores mexicanos parecieron sobrados e un inicio y no supieron responder ante el buen planteamiento de Reinaldo Rueda y la excelente ejecución en la cancha por parte del seleccionado catracho. Honduras no solo venció en el marcador, se notó la experiencia de su técnico para enfrentar este tipo de partidos y la concentración de sus jugadores para no dejar abierta ni una sola ventana de oportunidad para que la Selección Mexicana se sintiera cómoda para desarrollar su fútbol. Pero no solo fueron aciertos hondureños los que permitieron que el marcador se inclinara en su favor. Desde la actitud en el banquillo hasta la de los propios jugadores mexicanos se notaron las señales de que este no sería un partido el que se podría obtener un buen resultado para el Tricolor. No hubo garra, ni vergüenza deportiva; las individualidades no pesaron y colectivamente, el equipo mexicano, pareció fracturado. Sin idea para proponer, ni para resolver un partido que se le complicó desde los primeros minutos.
La Selección Mexicana a cargo de Jaime Lozano no es esa que tuvo contra las cuerdas a Alemania, pero tampoco es la que no dio ni una contra Honduras; sí, a Jaime Lozano le faltó experiencia para dirigir correctamente a su equipo en Tegucigalpa, es un técnico que no está acostumbrado a los gritos y exclamaciones notorias, pero no le haría daño demostrar más carácter, sobre todo cuando su equipo necesita sacar fuerzas de la flaqueza. El partido de ida frente a Honduras es una llamada de atención, pero no es la verdadera cara de esta selección, que al final de cuentas, sí ha mostrado algunas diferencias sobre aquella que parecía desahuciada y por la que llegó Lozano al relevo. Este martes en el Estadio Azteca tiene una enorme tares, pero no imposible, en la que debe golear a Honduras, sin que el rival anote un solo gol, para llegar de manera directa a la Copa América sin tener que pasar por un vergonzoso repechaje en el que no estará ninguna de las selecciones dominantes de CONCACAF. Pero en caso de que el partido de vuelta de los cuartos de final de la Liga de Naciones de CONCACAF no termine con el resultado favorable que México espera, existe un salvoconducto para que el Tricolor no se quede fuera de la Copa continental, un repechaje que, en caso de darse, salvaría la apuesta económica que significa que la Selección Nacional juegue en Estados Unidos.