“A veces la verdad no basta para cambiar las cosas”:
Almudena Grandes
Desde el pasado 15 de diciembre, Ciro Gómez Leyva ha perdido parte de su vida, por fortuna, no en su totalidad. Reconoce que la vida, incierta, lo es aún más para él, y con razón.
Ese día un grupo de sicarios lo quiso matar. Treinta días después, las autoridades de la CDMX han detenido a 12 personas, entre ellas, al presunto tirador.
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En el aire está la duda de si fue una falla verdadera o ese era el plan, intimidar. Días después del atentado, el presidente López Obrador lanzó por lo menos dos hipótesis. La primera, con jiribilla, ya que según el mandatario pudo ser un “autoatentado” en sincronía con sus adversarios, y la segunda, que el ataque directo pudo provenir del crimen organizado.
Con las detenciones, la segunda hipótesis adquiere relevancia, aunque la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum, Omar García, secretario de seguridad, y la fiscal capitalina, Ernestina Godoy, no se atrevieron, por el momento, a vincular a la célula criminal de sicarios y extorsionadores con un grupo de mayor calado. Sin embargo, queda en suspenso, la segunda parte: el móvil del ataque y la autoría intelectual.
En primera instancia, el evento provocó lo que sus autores intelectuales seguramente querían: desestabilizar, intimidar, y posiblemente, generar un distractor de otros eventos también relevantes.
En este contexto, la primera pregunta es: ¿Por qué el presidente decidió que fueran las autoridades de la CDMX, y no la Fiscalía general de la República la que se hiciera cargo de investigar el ataque? La respuesta probable es que, desde ahí se puede tener mayor control y capacidad de administrar la investigación. Un asunto toral, no podía quedar en otras manos más que, en su gente de toda la confianza.
En segunda instancia, la hipótesis relacionada con el crimen organizado, sin embargo, también trae jiribilla. En la actual coyuntura, tiene las obvias implicaciones judiciales, pero también las políticas. A la vuelta de la esquina están las elecciones del Estado de México, e inmediatamente después, el proceso federal del 2024.
Cuando hablamos del móvil, la segunda pregunta es: ¿Quién quiere matar a un periodista crítico sabiendo que su muerte provocaría una turbulencia social y que, la primera responsabilidad caería sobre Palacio Nacional desde donde a diario salen ataques y señalamientos contra varios periodistas como es el caso de Ciro?
Lo que sucedió con Ciro, con las reservas guardadas, podría compararse con el asesinato de Manuel Buendía, salvo que el periodista michoacano había descubierto el alto grado de complicidad que existía entre el gobierno de la República y la central de inteligencia estadounidense.
Ex funcionarios de inteligencia y de seguridad nacional aseguran que un ataque de ese calibre solo puede ser patrocinado o permitido por el Estado. Eso es todo y nada.
En este sentido, la investigación podría tomar varios caminos:
La del autoatentado, pretendiendo involucrar a Ciro con grupos opositores que intentan desestabilizar el país e incluso vincularlos con el crimen organizado.
Relacionar a la célula criminal con alguna figura de la oposición quien tenga antecedentes de carácter penal.
Ligar el ataque con un integrante de renombre de la 4T que pudiera complicar la sucesión presidencial.
Vincular el ataque a la quinta columna o a lo que Carlos Salinas llamó la nomenklatura cuando asesinaron a Colosio.
La quinta columna es toda aquella persona o grupo que es acusado de destruir desde dentro una organización, comunidad, grupo o gobierno, con el objeto de facilitar el trabajo al enemigo. Ya se habla de sabotaje en los recientes hechos del Metro.
Que la averiguación previa se haya deslizado hacia el crimen organizado abre también las puertas para redirigir y administrar el curso de la investigación.
Ahora en el campo judicial, jueces e investigadores, cuentan con un recurso denominado “criterio de oportunidad” que, en cualquier momento puede ser utilizado en contra de quien sea, garantizando al acusador, garantías.
En el curso de la actual administración se ha pretendido utilizar en el caso de Rosario Robles y de Emilio Lozoya, sin éxito. Con el caso de Ciro, podría ser distinto. En la pulcritud de la investigación podría estar el futuro de la jefa de gobierno.
Quien quiere matar a Ciro quiere vulnerar la libertad de expresión, desestabilizar e intimidar.
Quien quiere matar a Ciro, nos quiere matar a tod@s. Ciro, un fuerte abrazo solidario.
De la libreta
- El canciller Marcelo Ebrard responde al presidente Biden: “Nosotros detenemos el flujo de fentanilo, y ustedes detienen el suministro de armas al crimen organizado”.
- La decisión de Ricardo Mejía, ex subsecretario de seguridad ciudadana federal, marca un precedente de cara a la elección presidencial del 2024. La encuesta no será suficiente.
- Es un escándalo y una vergüenza para la UNAM y para la Suprema Corte de Justicia el caso de la ministra Esquivel. Rompe los estándares de la ética y la moral, además de que, puede derivar en un tema legal por el probable delito de usurpación y fraude.