El berrinche del ex subsecretario de Seguridad federal, Ricardo Mejía Berdeja, caló hondo y encendió alarmas en Palacio. Quedó claro que el resultado de las encuestas de Morena, de dudosa veracidad, no garantiza la lealtad de los perdedores, quienes de la noche a la mañana pueden volverse rivales electorales y fragmentar el voto, para regocijo de la oposición reencarnada.
El ”Mejíazo”, fue razón suficiente para convocar, la noche del sábado pasado, a un cónclave urgente en la Secretaría de Gobernación, entre el titular, Adán Augusto López Hernández, los 16 gobernadores y gobernadoras morenistas y Mario Delgado, gerente del partido en el poder. En ese cónclave se comunicaron las órdenes del más alto nivel, o sea, presidenciales, para exigir, de dientes para afuera, apoyo rotundo, descarado, y total, legal e ilegal, para las cuatro “corcholatas”, incluido Ricardo Monreal.
Con el dizque llamado a la unidad, Morena se pone el parche antes de que salga el grano zacatecano; se vacuna pues, no vaya a ser el diablo.
Algunos y algunas no tomaron la sorpresiva instrucción precisamente con alegría.
¿Por ejemplo, cree usted que la “ruda” Layda Sansores, de Campeche, le tenderá la cama a Ricardo Monreal?; ¿Los que ya se decantaron descaradamente a favor de Claudia, permitirán piso parejo para Marcelo, Adán Augusto y el senador apestado?
¿Morena podrá evitar, por decreto, una batalla campal de pronóstico reservado?