Opinión

VENTANA

Duro y a la Cabeza... de Vaca

Francisco Javier Cabeza de Vaca quedará abajo, sin fuero, indigente, amenazado por su sucesor morenista quien le prepara un grueso expediente de agravios. 

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De los seis estados en los que hubo elecciones este año, la transición en Tamaulipas ha sido la más accidentada.

Ser gobernador de ese estado no es sencillo; dejar de serlo tampoco. 

Dos exmandatarios encarcelados, tres investigados y un candidato asesinado en las últimas tres décadas lo demuestran. 

El panista Francisco Javier García Cabeza de Vaca tiene las horas contadas al frente del gobierno y en una de esas también las de su libertad; la justicia lo espera con las rejas abiertas. 

El fuero lo salvó de la cárcel tras las acusaciones por delincuencia organizada, operaciones con recursos ilícitos y defraudación fiscal, pero la cosa cambiará cuando esa inmunidad se le acabe el primer minuto del sábado. 

Su sucesor, Américo Villarreal, trae a Cabeza de Vaca entre ojos porque le llenó de piedritas el camino rumbo a Palacio de Gobierno, lo acusó de vínculos con el narco, impugnó las elecciones, lo quiso meter a la cárcel para impedir su toma de posesión y hasta se habla de amenazas de muerte. 

La rueda de la fortuna política pondrá arriba a don Américo, quien, por si fuera poco, ya recibió las bendiciones del presidente y el secretario de Gobernación. La “cargada” total del poder absoluto.

Francisco Javier Cabeza de Vaca quedará abajo, sin fuero, indigente, amenazado por su sucesor morenista quien le prepara un grueso expediente de agravios. 

Las apuestas se inclinan a que Cabeza de Vaca no podrá decir ni “mu”; saldrá corriendo. Él promete no hacerlo, sino defenderse y convertirse en garrapata sobre los lomos de la nueva administración. Ya veremos.