El #AMLOTrackingPoll elaborado por Consulta Mitofsky que de lunes a viernes se publica en el periódico El Economista indica que, hasta ayer, el 58.8% de la población aprobaba la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador. El promedio de agosto probablemente será de 58.5% o más.
Este promedio será superior al 46.8% de junio de 2020, el más bajo desde abril de 2019, cuando empezó a realizarse la encuesta, pero será menor al 65.9% de noviembre de 2021.
Entre noviembre del año pasado y mayo de este año, la aprobación de la gestión de AMLO cayó 11.4 puntos, de 65.9% a 54.5% pero desde junio pasado ha ido en aumento.
Y no solo esta encuesta muestra que son más los que aprueban el trabajo del presidente que los que lo reprueban.
En su reporte del 25 de agosto, la encuesta semanal que realiza la consultora estadounidense Morning Consult para medir los niveles de aprobación y desaprobación de 20 gobernantes del mundo, coloca a AMLO en el segundo lugar, que ha ocupado desde hace meses, debajo del primer ministro de la India. Su gestión es aprobada por el 63% y reprobada por el 29%. Aquí el margen a su favor es de 35 puntos porcentuales. Nada mal.
Estas dos y otras encuestas realizadas en México han sido consistentes al indicar que Andrés Manuel y su trabajo siguen siendo aprobados por más de la mitad de los mexicanos, opinión que nos resulta difícil de entender a quienes nos dedicamos al análisis político y económico del país, a los que somos parte de la comentocracia que por lo general tiene una percepción distinta de la realidad que la de la mayoría de los mexicanos.
En anteriores columnas lo he dicho: más de la mitad de las personas aprueban la gestión del presidente aunque reconozcan que la economía marcha mal y que la lucha contra la delincuencia ha fracasado porque lo sienten cercano a ellos, porque están convencidos de que lucha a favor de los pobres, porque perciben que está tratando de resolver problemas que le heredaron sus antecesores, porque denuncia a quienes las mayorías ven como cómplices de los gobiernos corruptos. En pocas palabras, lo quieren y le creen como nunca antes a un gobernante.
Nada ha podido mellar la buena imagen de Andrés Manuel: ni una pandemia que a la fecha ha dejado 770 310 muertos, de acuerdo con el estimado del Institute for Health Metrics and Evaluation de la Universidad de Washington; ni una economía cuyo crecimiento ha sido mínimo y que, de acuerdo con el Banco Mundial, aumentará solo 1.5% en todo el sexenio; ni el hecho de que de enero de 2019 hasta diciembre de 2022 el número de pobres habrá aumentado hasta llegar a los 58.1 millones, de acuerdo con estimados de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), o sea 6.1 millones más en solo cuatro años; ni que la tasa de criminalidad registrada coloque a México en el 4º lugar de entre 193 países en el Índice Global de Crimen Organizado; ni porque por su tasa de homicidios de 29.07 el nuestro sea el 14º país más peligrosos del planeta.
Yo y muchos nos preguntamos: ¿qué deberá ocurrir en los 25 meses que le quedan como presidente para que AMLO pierda la confianza que le tienen millones de mexicanos? Después de todo lo que ha ocurrido, no encuentro respuesta a la pregunta.
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