Vaya que enfrentamos problemas: pandemia de COVID-19 que aún no termina y que ha matado a aproximadamente 744 000 mexicanos, altas tasas de criminalidad, feminicidios al alza, asesinato de periodistas y defensores de derechos humanos, impunidad criminal superior al 90%, inflación elevada, carestía de muchos productos, empobrecimiento de la mayoría de las personas, crecimiento del sector informal, probable estanflación, polarización de la sociedad, confrontación y cerrazón de los actores políticos incluido el presidente Andrés Manuel López Obrador, sistemas fallidos de salud, educación, seguridad y procuración de justicia, entre otros.
Algunos de estos problemas son derivados de la pandemia, otros los heredó el actual gobierno de sus antecesores y varios son resultado de las actitudes y decisiones de los morenistas en el poder encabezados por Andrés Manuel.
Lo peor del caso es que, excepto la pandemia, es probable que estos problemas no se solucionarán en el corto plazo.
En lo que al COVID-19 se refiere, el director del Instituto de Métricas y Evaluación Sanitaria (Institute for Health Metrics and Evaluation -IHME) de la Universidad de Washington en Seattle, Christopher J. L. Murray, escribió el 19 de enero pasado en la revista médica británica The Lancet que “El COVID-19 se convertirá en otra enfermedad recurrente que deberán gestionar los sistemas de salud y las sociedades (…) en la mayoría de los países el número de muertes por ómicron parece ser similar al nivel de una mala temporada de influenza en los países del hemisferio norte (…) Después de la ola de omicrones, volverá el COVID-19 pero no la pandemia”.
Esperemos que Murray tenga razón.
En lo que a las tasas de criminalidad se refiere, éstas siguen siendo sumamente altas a pesar de los logros y avances que indican los datos oficiales. La tasa de homicidios dolosos (homicidios por cada 100 000 habitantes) llegó a 25.8 en 2021, poco más de 2.5 veces lo que para la Organización Mundial de la Salud es una epidemia de asesinatos. Es probable que este año descienda, tal vez a 25.0, que es una cifra aún muy alta.
La tasa de feminicidios fue de 1.54 en 2021, una de las más altas del mundo, y es probable que este año también baje ligeramente pero aún se mantenga en un nivel inaceptable.
Y por si todo lo anterior no fuera suficiente, la Organización Meteorológica Mundial (WMO) de las Naciones Unidas emitió ayer su reporte Estado del Clima Global que no contiene buenas noticias.
De acuerdo con la WMO, cuatro indicadores clave del cambio climático establecieron nuevos máximos históricos en 2021: las concentraciones de gases de efecto invernadero, el aumento del nivel del mar, el calor y la acidificación del océano establecieron nuevos récords el año pasado y “Los efectos combinados de los conflictos, los fenómenos meteorológicos extremos y las crisis económicas, exacerbados aún más por la pandemia de COVID-19, socavaron décadas de progreso hacia la mejora de la seguridad alimentaria a nivel mundial. Los peligros hidrometeorológicos continuaron contribuyendo al desplazamiento de millones de personas”.
Aceptémoslo: los problemas no van a solucionarse pronto sino en años y hasta décadas. No les creamos a quienes nos digan lo contrario.
Twitter: @ruizhealy
Facebook: Eduardo J Ruiz-Healy
Instagram: ruizhealy
Sitio: ruizhealytimes.com