Todo era risas, memes y alegría... hasta que Michoacán nos regresó a nuestra cruda realidad.
Otra vez. Otra masacre. Otra tragedia.
La euforia desatada por la cachetada de Will Smith a Chris Rock se apagó la noche del domingo cuando las noticias se volvieron a manchar de sangre: fueron masacradas al menos 19 personas en un palenque clandestino realizado en Zinapécuaro.
Los asistentes se encontraban realizando peleas de gallos cuando, de pronto, sujetos armados irrumpieron en el lugar disparando contra los presentes.
Además de las víctimas mortales, resultaron heridas otras 5 personas, las cuales fueron trasladadas a distintos nosocomios.
Michoacán es el epicentro de la violencia en el país. A final de cuentas, ahí inició la Guerra contra el Narco de Felipe Calderón, que tuvo uno de sus momentos más dramáticos cuando en las fiestas patrias una granada fue detonada entre la ciudadanía que festejaba a su nación.
Pero eso fue hace 14 años... ahora estamos acostumbrados a esos actos de violencia: los vemos cada fin de semana, fusilados, masacrados, desplazados, etcétera.
El crimen derrotó a México. Ni Calderón, ni Peña, ni AMLO, ni el sucesor o sucesora del actual presidente, pudieron ni podrán con ella.
Será la cruz que cargarán todos sus gobiernos. Y Michoacán es tierra de nadie.
¿Las cosas cambiarán algún día? Puede ser... pero no mientras la guerra contra el narco sea un gran negocio para ambos lados de la frontera. Las muertes generan ganancias. Las almas son mercancía... como las armas que cruzan desde Estados Unidos.
Y millones de ciudadanos estadounidenses aspiran, fuman, se inyectan cada fin de semana con la muerte de una nación entera.
Zinapécuaro, municipio localizado en el noreste de Michoacán, tiene todo para ser un paraíso turístico: balnearios de aguas termales, pan de pulque, así como acueductos y edificios coloniales.
Pero hoy en día es un infierno, como todo el país.¿Quién es su gobernante? Alejandro Correa, de Morena... partido que también gobierna la entidad. Antes Aureoles, antes Vallejo. Guindas, amarillos, tricolores, azules, todos quedaron rebasados por la violencia.