Por el bien de todos, primero los pobres… ¿pero las mujeres?
La autodenominada Cuarta Transformación tiene una deuda histórica con todas las mexicanas: no son prioridad en su gobierno y prácticamente las ha sacado de su discurso, salvo cuando le conviene. Tal vez ayuden para la foto… presumir que hay paridad en el Gabinete presidencial y en el Congreso. Etcétera, etcétera. ¿En los hechos? No hay políticas públicas que las defiendan. Y los feminicidios… bien gracias.
En materia de género Morena ostenta una carrocería sin motor. Un marinero que presume un barco de plomo: incapaz de flotar. Un campeón de natación que le tiene miedo al agua y no sabe nadar. Lo de la 4T es un tema kafkiano.
Es cierto que el partido guinda ha tenido avances, como la aprobación del aborto y el matrimonio igualitario en distintos estados de la República, además de que no llega a los extremos conservadores de partidos como el PAN. Esos logros no hay que regatearlos, aunque tampoco le pertenecen: son una demanda histórica.
Sin embargo, si realmente Morena es un movimiento de izquierda como presume ser debe dejar de proteger y encubrir a personajes acusados de abuso sexual. Que no permita que Félix Salgado Macedonio, Pedro Salmerón y el diputado Nazario Norberto empañen el sufragio de 30 millones de mexicanas y mexicanos que votaron por un cambio de fondo en la nación del águila y la serpiente.
Salmerón, el historiador que acumula docenas de denuncias de violencia sexual, declinó ayer a su postulación como embajador en Panamá, país que le hizo el “fuchi”, por no decir palabras más fuertes. Lejos de mostrar arrepentimiento, el académico trató de endulzarle los oídos al presidente López Obrador: es una presa del linchamiento, clamó.
Él es la víctima y no el victimario, le creyeron en Palacio Nacional.
Radio Fórmula presenta este miércoles un reportaje sobre el diputado capitalino Nazario Norberto, quien, a pesar de que hay evidencia de sus agresiones sexuales, está tranquilo, es decir, como si nada, en un Congreso de la Ciudad de México que carece de protocolos para velar por la seguridad de las mujeres.
Las deja nadar a solas con tiburones.
La diputada Luisa Gutiérrez, agredida sexualmente por Nazario el pasado 14 de diciembre, acusó que, aunque lo denunció ante la Fiscalía General de Justicia Capitalina, la investigación no ha avanzado. Además, por falta de protocolos, el Congreso capitalino no tiene forma de protegerla.
La víctima es doblemente victimizada. Y peor aún: es “obligada” a convivir con su violentador.
El caso de esta legisladora es el de millones de mexicanas que tienen que compartir espacio en la oficina, en el transporte público y en su propia casa con sus agresores sexuales.
La transformación del país debe anteponer a las mujeres, ser feminista… o de lo contrario, será un avión sin alas condenado a desplomarse.