La muerte de Ariadna Fernanda López Díaz no solo tiene la vertiente criminal sino también una vertiente política.
El fiscal de Morelos, Uriel Carmona Gándara, saca ronchas a los morenistas; es herencia del exgobernador perredista Graco Ramírez, adversario de la 4T y enemigo del actual gobernador Cuauhtémoc Blanco.
De 2018 a la fecha, Uriel Carmona ha capoteado dos intentos falidos del gobernador Blanco por sacarlo de la jugada mediante desafuero; ahora, con el crimen de Ariadna, el panorama se le complica al fiscal morelense.
La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, acusa a Carmona de encubrir a Rautel Astudillo, presunto feminicida de la joven. También lo acusa de criminalizar a la víctima, al asegurar que la joven provocó su muerte por intoxicación alcohólica siendo que la autopsia realizada por la fiscalía de la Ciudad de México concluye que la muerte se debió a golpes recibidos; lo contradice, pues.
Claudia Sheinbaum tomó la bandera del caso, en una maniobra para exhibir y de paso atacar políticamente a Carmona a ver si de una vez logra sacudírselo al célebre Cuauhtémoc Blanco, aliado de la jefa de Gobierno en sus aspiraciones presidenciales.
¿Será que desde las alturas ya se dio orden de cortarle la cabeza al fiscal incómodo?
Uriel Carmona huele bien lo que huele mal.