El evento masivo que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador organizó en la Ciudad de México supuestamente por motivo de su decimosexto informe de gobierno en lo que va de su administración y el cuarto y último de este 2022, me hizo recordar a actos similares que el PRI llevó a cabo durante sus años de máximo poder y esplendor, cuando todo el aparato político y gubernamental del país se movilizaba para lograr que en el Zócalo de la capital del país se congregaran decenas de miles de personas con un solo objetivo: escuchar lo que les decía el presidente de la república en turno y aplaudirle una y otra vez para festejar los logros, reales o no, de su gobierno.
El evento de ayer probablemente logró reunir a más personas en la CDMX que los que se realizaron durante los sexenios de Lázaro Cárdenas, Manuel Ávila Camacho, Miguel Alemán, Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría y José López Portillo.
No dudo que miles de personas acudieron voluntariamente a la marcha que se originó en la glorieta del Ángel de la Independencia y finalizó en el Zócalo. Tampoco dudo que otras miles fueron obligadas a asistir después de ser amenazadas de alguna forma u otra por sus jefes en alguna entidad gubernamental o por sus líderes en alguna organización social o sindical. Y que miles más recibieron algún tipo de gratificación, monetaria o en especie, por participar. No olvidemos que el acarreo mediante la intimidación o el soborno es una práctica que los priistas perfeccionaron al paso de los años, práctica que no les resulta extraña ni inmoral a todos los expriistas que hoy son prominentes morenistas, empezando por el propio AMLO.
Nunca sabremos cuántas de esas decenas de miles de personas participaron voluntariamente o fueron obligadas a hacerlo, como tampoco conoceremos el origen y monto del dinero que se destinó para rentar cientos o miles de autobuses que los transportaron, las banderas y pancartas que portaron, las camisetas y cachuchas que les regalaron o las tortas y refrescos que consumieron.
Si hasta la fecha nadie ha podido aclarar el origen del dinero que gastan los candidatos de todos los partidos para financiar sus campañas políticas, es menos probable que se aclare algún día de donde salieron los recursos con que se financió el evento de ayer, en donde la única estrella fue Andrés Manuel.
Durante 97 minutos, desde las 15 hasta aproximadamente las 16:37 horas, AMLO reseñó los logros de su gobierno mencionando números y porcentajes, algunos no del todo exactos, como en su momento lo hicieron todos sus antecesores. Y, como ellos, presumiendo que lo hecho por él sobrepasa lo que hicieron los gobernantes del pasado.
Ahora bien, lo más importante de lo que ocurrió ayer no fue el largo informe de gobierno sino la marcha encabezada por Andrés Manuel y la concentración en el Zócalo que mostraron su poder y capacidad para convocar a decenas de miles de personas a eventos multitudinarios, algo que sus adversarios no podrían lograr aunque tuvieran los recursos que ayer se destinaron para promover la asistencia voluntaria o involuntaria de miles de hombres y mujeres.
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