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La del domingo, ¿será la última marcha de AMLO?

En 1995 encabezó marchas en contra del Fobaproa y en 1996 dirigió marchas y bloqueos a instalaciones de PEMEX en Tabasco.

Créditos: Cuartoscuro
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Entrevisté por primera vez a Andrés Manuel López Obrador en abril de 1995 en mi programa Fuego Cruzado que entonces se transmitía por MVS Televisión. Había llegado unos días antes a la CDMX al frente de un grupo de perredistas tabasqueños que marcharon los casi 830 kilómetros que hay entre ésta y Villahermosa para protestar por el supuesto fraude electoral que contra él cometieron las autoridades de Tabasco a favor del priista Roberto Madrazo en las elecciones para elegir gobernador realizadas el 20 de noviembre de 1994. 

Esas elecciones culminaron en un fraude más, similar a los que perpetraron los priistas durante los años en que su partido tuvo el control casi monopólico de los cargos públicos del país. De acuerdo a Santiago Creel y José Agustín Ortiz Pinchetti, quienes entonces eran consejeros del IFE, hubo irregularidades en el 78% de las casillas.

La denominada Caravana por la Democracia le permitió vincularse con el entonces secretario de Gobernación y hoy embajador en Washington, Esteban Moctezuma, quien fracasó en su intento de negociar la renuncia de Madrazo, y con el entonces secretario general del Gobierno del DF, el hoy secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard, quien por órdenes de quien era su jefe, Manuel Camacho, le proporcionó a Andrés Manuel y a sus acompañantes diversos apoyos, entre ellos económicos.

La Caravana no fue la primera marcha que encabezó AMLO. Tres años antes, siendo presidente estatal del PRD, estuvo al frente de la que denominó Éxodo por la Democracia, la cual también partió de Villahermosa, el 25 de noviembre de 1991, hacia la CDMX para protestar por diversos fraudes cometidos por el PRI contra candidatos perredistas en las elecciones municipales realizadas ese mismo mes. La marcha llegó al Zócalo de la CDMX el 11 de enero de 1992 y 40 000 personas escucharon su discurso. La presión política que AMLO ejerció con su marcha fue suficiente para que se anularan varias de las elecciones municipales y renunciara el entonces gobernador priista Salvador Neme Castillo.

En 1995 encabezó marchas en contra del Fobaproa y en 1996 dirigió marchas y bloqueos a instalaciones de PEMEX en Tabasco para exigir que los campesinos y pescadores afectados por las actividades contaminantes de la petrolera fueran indemnizados.

En abril de 2005, ante la amenaza de desafuero como jefe de gobierno del DF encabezó una marcha que algunos califican como la más grande en la historia de México.

Marchó en 2006 contra el triunfo de Felipe Calderón en la elección presidencial y, más recientemente, contra las reformas energética y educativa de Enrique Peña Nieto.

El domingo entrante volverá a encabezar otra marcha, ahora en defensa de su propuesta de reforma electoral.

Al respecto, ayer en su conferencia de prensa dijo que la próxima podría ser su última marcha al decir “puede ser la última, no puedo decir que es la última, porque no sabemos qué depare el destino”.

Transcurrirán 674 días desde el domingo 27 hasta el último día de su gobierno y AMLO dice que la próxima marcha puede ser la última “porque no sabemos qué depare el destino”. Es una respuesta fatalista para quien ha demostrado ser un optimista incorregible. ¿Será que sabe algo que no nos quiere decir sobre su estado de salud, algo que no apareció en los Guacamaya Leaks?

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