Un testimonio es una fuente valiosa en tanto que nos permite conocer datos y detalles de experiencias que sólo unas cuantas personas conocen. Para el análisis político es todavía más valioso, pues ayuda a dar cuenta de las motivaciones detrás del ejercicio del poder y a transparentar las complicadas contradicciones de la política, tal y como es satisfacer las ambiciones personales mientras se cumplen objetivos colectivos e ideológicos; o convencer a los demás de tener la suficiente virtud para gobernar o representar a la población, mientras se convive con métodos pocos virtuosos para conseguirlo. Sin embargo, un testimonio sin contexto y sin otras fuentes que ayuden a sostener lo que se afirma, pierde su valor y se convierte en una simple anécdota sobre la que siempre caerá la sospecha.
El “Rey del Cash”, escrito por Elena Chávez, es un libro descuidado, por decir lo menos. Se trata, precisamente, de un testimonio con poco contexto y sin pruebas complementarias que ayuden a sostener los dichos de la autora sobre el financiamiento de la actividad política de Andrés Manuel López Obrador antes de ser presidente de México. Aunque el libro ha sido publicitado como un ejercicio periodístico e incluso, por algunos “analistas”, como un texto demoledor de la figura de honestidad del presidente, la realidad es que se trata de un escrito poco riguroso que, de no ser porque la autora formó parte del entorno cercano de López Obrador, ninguna editorial seria lo habría considerado para su publicación.
La autora basa todo su argumento en su experiencia y a partir de ella relata todo un esquema ilegal de financiamiento de la actividad política del ahora presidente. El problema es que, a pesar de que afirma que se trata de un texto periodístico, no se toma la molestia de contextualizar la información que presenta y de complementar con otros datos que puedan ser relevantes. Tiene el método y los nombres de quienes participan en el financiamiento, pero no aporta ninguna prueba más allá de algunas capturas de whats app, fotos de la clase política obradorista que no abonan en nada a su planteamiento —como aquella de cuando López Obrador discutió con uno de los padres de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa— y su palabra. El texto, incluso, carece de fuentes hemerográficas complementarias, salvo alguna que otra nota periodística que aparecen como nota al pie, de las cuales, algunas, son dichos de políticos opositores a López Obrador, como Silvano Aureoles.
Además, a lo largo del libro le da el mismo valor periodístico a cuestiones que nada tienen que ver con el tema central, que aquellas que sí son su objetivo principal. Por ejemplo: así como le dedica un capítulo a explicar cómo supuestamente Marcelo Ebrard y Mario Delgado financiaron la vida y las giras políticas del ahora presidente; también le dedica un capítulo entero a contar que López Obrador no sabe utilizar el celular y otro a que tiene una personalidad voluble. Cuestiones que poco importan si consideramos que, se supone, la intención del texto es demostrar el financiamiento ilegal y no las malas aptitudes tecnológicas del presidente.
Finalmente, el texto cierra su exposición con entrevistas realizadas a tres opositores de López Obrador que coincidieron con él en algún momento. La opinión de los entrevistados puede ser interesante, pero se tratan de testimonios que no aportan nada de fondo al argumento del libro. Por ejemplo, la autora destaca que Ricardo Pascoe dice que AMLO “opera en las tinieblas” y que “como narcisista, no le preocupa usar a la gente y puede —a su vez— decir que está preocupado por la gente”. Nada que no digan tanto Pascoe como la oposición en general, constantemente, en todas partes.
Los testimonios, como afirmé en un principio, son valiosos y pueden arrojar muchas luces sobre la realidad. Pero el “Rey del Cash” es un libro en el que el testimonio de la autora aporta poco periodísticamente, pero genera mucho ruido a nuestra conversación pública. Y ese es el problema. En un contexto en el que se está revelando el accionar del ejército durante este gobierno, con más de seis millones de documentos hackeados a la Sedena, y con muchas cosas que cuestionar al gobierno de López Obrador; la oposición y sus voceros prefieren darle publicidad a un libro francamente malo, poco riguroso, mal logrado y que, como afirmó Joaquín López Dóriga, no cumple con la expectativa que generó. Se trata de un libro que el presidente puede desechar fácilmente. Al fin y al cabo, se trata de la palabra mal sustentada de la autora contra la del presidente; y en más de una ocasión ha quedado demostrado que pocas cosas son tan poderosas como la palabra de López Obrador.
Con la publicidad que se le ha hecho al “Rey del Cash”, no cabe duda de que algunos opositores son los mejores aliados del presidente.